"Cuando te sientas perdido, coge un libro, siéntate y lee".
Estas fueron las palabras del escritor norteamericano Richard Ford antes de estrecharle la mano en emocionado agradecimiento. El premio Pulitzer, entre otros galardones, autor de algunas de las candidatas a la "gran novela americana", a punto de cumplir los 80 años, con rodilla hincada en la tarima de la sala María Cristina de Málaga atendió con gran generosidad y cercanía a cada y una de las personas que se acercaron a conversar con él y escribir dedicatorias de sus novelas y libros de relatos. En mis manos un ejemplar muy especial para mí, "El Día de la Independencia", la puerta de entrada al universo literario de Richard Ford que se fue expandiendo página a página. Especial, y más ayer un siete de febrero, porque en esta misma fecha de hace 27 años mis padres me lo regalaron, con dedicatoria incluida, en un momento vital y laboral de desconcierto y desesperanza.
Ante la mirada serena y amigable de un "caballero sureño del Mississippi", con bastantes nervios y reverencia, le comenté lo importante que era su libro para mí. Curiosamente el lector previo en la fila de la dedicatoria también se llamaba Ricardo y el siete de febrero se celebra el santoral el día de San Ricardo, hecho que les comenté y que provocó unas risas entre los tres. Lo que ya no compartí es que también era el cumpleaños de mi padre ya fallecido y que me regaló ese primer libro, uno de tantos.
Previamente disfrutamos de la conversación a tres bandas con el escritor y periodista Eduardo Lago y el escritor colombiano Juan Gabriel Vasquez que servía como inauguración del III Festival Escribidores promovido por la Cátedra Vargas llosa con el objetivo de tender puentes literarios entre América y Europa.
Conversaron en torno a sus inicios lectores, cuáles fueron las motivaciones para convertirse en escritores, sus referentes literarios en las dos orillas, su responsabilidad social como escritores, la relación con otras formas literarias y cómo construyen sus propios universos de ficción, qué significa para ellos esta palabra, un modo de hacer preguntas ante lo que les rodea.
