Abordar la figura de un artista como Francisco de Goya y Lucientes, con todos sus matices, pero también con sus leyendas y enigmas se presentaba como un reto apasionante para el guionista malagueño El Torres y el dibujante sevillano Fran Galán. Y tras una lectura voraz de "Goya, lo sublime terrible", bajo mi punto de vista, han logrado trasladar el universo de Goya a un relato de terror atmosférico que atrapa. El propio pintor que evolucionó desde artista de la Corte borbónica española con sus retratos de la realeza y escenas pastoriles y festivas del Madrid de la luminosa, a priori, Ilustración, hasta la abstracción de casi manchas negras en el exilio final, es todo un referente para invocar al terror en un lienzo. ¿Qué demonios se habían alojado en la mente del autor de "Los Desastres de la Guerra para reflejar de forma tan cruda las oscuridades de la naturaleza humana?
El Torres y Fran Galán recorren en distintos tiempos la biografía del pintor, sus relaciones con la Corte y el Poder, la atracción mutua entre él y la Duquesa de Alba, atrapados en un mundo de convenciones, pero también víctimas de inquietantes presencias, de demonios, de la Muerte que toca sin misericordia a familiares y amigos. El dibujante no cae bajo la tentación de mimetizar la obra de Goya, sino que a través de un trazo expresivo, firme, con una paleta de colores ocres, verdes y cálidos nos sumerge en la narración de unas pesadillas donde es difícil distinguir entre la realidad y lo onírico.
"Goya, lo sublime terrible" está impecablemente editado por Dibbuks, editorial que dirigida por Ricardo Esteban ofrecía un catálogo de obras presentadas de forma primorosa. Bajo este mismo sello El Torres inició la "Trilogía de la Cultura española con G" con "El Fantasma de Gaudí" acompañado por el dibujante Juan Alonso Iglesias, continuada por el título que reseñamos aquí y que se cierra con un doble volumen con la figura de Benito Pérez Galdós, en esa ocasión con el trabajo gráfico de Alberto Belmonte. Es una muestra más del buen estado del tebeo español en el siglo XXI, que aborda cualquier tipo de temática sin complejo ninguno, con ambición narrativa en lo literario y en lo visual. Además con el valor añadido de ofrecernos miradas renovadas sobre personajes fundamentales de nuestra Cultura sin que tiemble el pulso para hacerlo desde géneros, como en este caso el terror.