La pandemia nos mostró el valor del sector primario, visibilizó el proceso por el cual los alimentos siguen llegando a nuestra mesa.
Vivo en una población que tiene la palabra "turismo" como casi único eje vital, económico y social, pero en la que hasta hace un pestañeo la agricultura era el principal motor económico. En la actualidad apenas leo y veo ninguna referencia al campo en las noticias locales. Sin embargo, este territorio tiene fama de ser muy fértil. En él se han cultivado a lo largo de los siglos, entre otras, el árbol de la morera, la caña de azúcar, las patatas y batatas, las fresas y en la actualidad los frutos subtropicales. Se mantiene la cooperativa Coamar en Maro que exporta productos de invernaderos muy apreciados.