Nos encontramos en época de entrega de premios cinematográficos. En unas horas Hollywood se hará un autohomenaje mostrando su lado más glamuroso y festivo. Recientemente ha fallecido,Kirk Douglas, uno de los mitos que han hecho del cine un arte mayúsculo y que entre su obra se encuentran dos películas "Cautivos del mal" y "Dos semanas en otra ciudad", que tienen como argumento la trastienda de de la meca del séptimo arte. Todo esto nos conecta con un más que recomendable cómic, "The fade out" del guionista Ed Brubaker y el dibujante Sean Phillips.
Esta dupla de artistas del cómic vuelven a entregar un trabajo que está impregnado por la atmósfera noir. Si la reflejan de forma directa en relatos criminales dentro de la serie "Criminal", en otras ocasiones se han sumergido en otros escenarios como el mundo de terror inspirado por Lovecraft en "Fatale", los superhéroes en "Incógnito" o el espionaje musculado de "Sleeper". Así que los finales de los años 40 en plena caza de brujas de McCarthy sirven de perfecta localización para mover y dibujar a sus personajes. Un mediocre guionista, Charles Parish, veterano de la II Guerra Mundial con trastorno por estrés traumático, despierta de una borrachera sin apenas acordarse de lo que ocurrió durante la noche, pero se ve involucrado en el asesinato de una prometedora actriz. En la investigación de qué ocurrió aquella larga noche sobre él se cierne una tormenta de intereses que buscan cabezas de turco, silenciar vicios privados y perseguir las corrientes izquierdista en un tan poderoso instrumento propagandístico como el cine.
"The fade out", editado primorosamente por Panini Cómics dentro de su colección Evolution Cómics, juega con los referentes del cine dentro del cine, del antes mencionado "Cautivos del Mal", como también de "El crepúsculo de los dioses", "En un lugar solitario" o los hardboiled puros y duros de la Warner y la RKO. Y nuevamente podemos recordar de forma tangencial a Kirk Douglas que fue de los primero productores y cabezas visibles del Hollywood dorado en levantar el veto a los guionistas y directores represaliados en las listas negras. Pero nadie es inocente en el lugar en donde las estrellas son moldeadas por los magnates de la industria cinematográfica. En las viñetas no hay California soleada sino una eterna noche donde los artistas venden sus sueños.