La carpa era todo un hervidero de personas en las que el color del sábado se torna en humor negro. Las plañideras hacen de las suyas. Gritan, lloran, se desmayan sin reparo ninguno y secan sus lágrimas de cocodrilo entre pasos de baile y pañuelos tamaños extralargo.
El Momo cenachero lo vendía fresquito, fresquito, los chefs atentos a lso detalles del velatorio, los portadores funerarios hacía acopio de fuerzas para tan "pesada carga". La comitiva fue acompañada en su doloroso paso por centenares de espectadores. La raspa terminó como siempre en la playa de Calahonda, pero en esta ocasión le dieron el petardazo en la soledad por cuestiones de seguridad con los fuegos articiales Así se dio punto y final al Carnaval de Nerja 2010.
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