Como todos los años, las cabelleras plateadas reinan en este encuentro "multicultural" con una media de edad en los asistentes bastante alta. Al lado de la toma de tensión en el stand de una clínica puedes apuntarte a jornadas de de paintball (juegos de estrategia militar en los que armado con una pìstola de presión tratas de acribillar con balas de pintura a tu contricante). Había sorteos y tómbolas para apoyar a distintas causas benéficas. Encima del escenario se sucederían las actuaciones. Bailes regionales, anglosajones y magrebíes, alternando con música y cantos clásicos.
No podían faltar los puntos de encuentro favoritos, las pequeñas cantinas donde se servía todo tipo de viandas. Estaban la clásica Casa Argentina, como gastronomías de distintos puntos del planeta. En un pequeño tránsito pasas de escuchar la musicalidad del acento porteño a la contundencia las palabras germanas. Por un día, un punto de encuentro (para unos hubo una concurrencia de 5.000 y para otros 4.000) en el que me sigo planteando si eso de la integración multicultural es una utopía, un camelo o si por el contrario en nuestro pueblo integración supone asimilar que nuestra población extranjera está alrededor del 30% y en la que una parte muy importante está gozando de su jubilación. Ojalá que de entre ese porcentaje saliera un buen grupo de pop anglosajón. Personalmente, no me importa esa invasión cultural.
2 comentarios:
Inaudito: Maro lleva un mes y medio sin celebrar ninguna fiesta.
Dejalos que descansen.
Publicar un comentario