Empiezo en alto el 2022 cinéfilo con la magnífica "El contador de cartas" de Paul Schrader, veterano guionista y director surgido en el Nuevo Cine Americano de los 70, a caballo entre el Hollywood Dorado y las nuevas olas narrativas cinematográficas europeas. En la obra del guionista de "Taxi Driver" hay una constante desde su primer en la poderosa película de acción setentera "Yakuza" hasta la actualidad: el concepto "Giri", del Bushido japonés. Es la obligación por preocuparse por los que te han dado algo en la vida y les debes algo, aunque a causa de ello se tenga que autosacrificar. Este es un elemento de carácter narrativo de un personaje que me atrapa siempre. El sacrificio en un viaje de expiación se repite en la obra de Paul Schrader, el viaje del antihéroe. Y lo hace en la trastienda del sueño americano. Muestra de ello la encontramos en la trilogía que componen la antes mencionada "Taxi Driver", "American Gigolo" y "Posibilidad de escape", creo que cumbres en su producción como guionista y director. La historia del jugador de poker y blackjack, William Tell, de aspecto austero, marcial, asceta, que nos recuerda por sus maneras y aspecto a un monje samurai, un ronin sin señor (Paul Schrader llevó al cine la controvertida figura del poeta Mishima), que viaja de casino en casino, de motel a motel, sin implicaciones emocionales, da un giro cuando se encuentra con sus pecados del pasado. Es posible trazar paralelismos entre la trama de esta producción y la azarosa vida profesional del propio Schrader que en los últimos años ha estado entre la indiferencia, problemas con productores, desidia autoral, levantando el vuelo con la penúltima "El reverendo".