martes, 2 de octubre de 2012

Nos dejamos querer por el amante del invierno.

Tenía muchas ganas de ver a Santos de Goma en su salsa. Previamente había asistido a algunos conciertos en formato acústico y quería comprobar si la electricidad llevaba a otra dimensión a sus canciones. El pop tiene esas cosas, lo que con una guitarra acústica suena sereno y apacible, el amplificador confiere un poder avasallador y esta banda casi se encuentra siempre en dualidad, melancolía frente festividad, intimismo frente a extroversión, juego frente a serenidad... las dos caras de una misa moneda que lanza al aire ese elegante tahur del pop que es el señor Conde. Y no salí para nada defraudado, bien arropado por las melodías de esta banda malagueña.




En una sala de conciertos, Paris 15, que igual se adapta para ver a Chenoa que para un concierto de alcance de asistencia más modesto, Santos de Goma presentó ante su parroquia su segundo disco, El amante del invierno, un trabajo que los muestra nuevamente como una propuesta más que interesante en el panorama de la música pop española. El quinteto, que estrenaba nuevo bajista, abordó el escenario con la sabiduría de los que han pasado por mil y una aventuras, que actúan para disfrutar. Su directo, consistente, maduro, pensado,  bien trenzado en el orden de canciones, equilibrando momentos y atmósferas. Ellos están ahí porque quieren, ya no se persiguen limusinas, ni contratos millonarios con las multinacionales, los estadios se vislumbran lejanos, aunque un FIB podría estar perfectamente a su alcance. Se nota que me ha gustado su concierto ¿verdad? Uno de los títulos de sus canciones me han inspirado para titular un cortometraje. Al final qué haríamos si no disfrutamos de la cultura pop y nos dejamos empapar de ella, si en cualquier esquina la realidad te abofetea la cara.


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