miércoles, 25 de abril de 2018

El rock, la furia y el fracaso en tres acordes interpretados por Martin Scorsese.

Hoy se anuncia que Martin Scorsese recibirá el Premio de las Artes Princesa de Asturias 2018. Será una poco habitual oportunidad de tener en nuestro país a uno de los grandes maestros del cine, puede que uno de los más vitalistas que ha conocido el séptimo arte. Con 75 años sigue trabajando a un ritmo endiablado. Acaba de terminar el rodaje de "The Irishman" con los que se ha reencontrado con sus goodfellas, Robert de Niro y Joe Pesci, a los que se ha unido Al Pacino. Y seguro que hasta el estreno de esta esperadísima producción de Netflix se embarcará en nuevos proyectos con el amor incondicional al cine y a la música como bandera.

Ver su trabajo en una gran pantalla es una de las grandes emociones que se pueden vivir en una sala oscura. Su nervio visual, su ambición narrativa, sus retratos del fracaso y de la impostura que sus personajes se cuelgan a las espaldas, las reflexiones sobre la posibilidad de redención, todo ello nos hipnotiza en esa gran sarta de mentiras que es el cine.

Sirva este premio para reivindicar una de las últimas producciones de Scorsese que en sí podría ser una suerte de reflejo de sus personajes, "Vinyl". Esta serie de HBO también producida por Mick Jagger, cancelada tras su primera temporada, sigue las andanzas de Richie Finestra. Dueño de una discográfica busca el Santo Grial musical que signifique su resurrección en un panorama donde se dan la mano una incipiente música disco, el Glam, el Punk, el AOR, donde se cruzan todo tipo de personajes a los dos lados de la ley. Y no faltan fantasmas del pasado que piden saldar cuentas por la inocencia perdida y los pecados cometidos. "Vinyl" es imperfecta, pero solo por el chute de su episodio piloto dirigido por el responsable de "Taxi driver" y por la secuencia donde se explica cómo el mundo gira a ritmo de tres acordes merece la pena sumergirse.




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