jueves, 27 de septiembre de 2018

Variaciones de dos palmeras alrededor del tiempo y la luz por José Melguizo.

Auggie Wren plantaba todos los días, sin faltar uno, su trípode con una cámara fotográfica para retratar a lo largo de once años la esquina de su estanco en Brooklyn. Su álbum capturaba la vida de un barrio, sus gentes, un instante que en su repetición persigue atrapar lo inmutable. No sé si José Melguizo se ha inspirado en el relato de Paul Auster, posteriormente transformado en la película "Smoke", dirigida por Wayne Wang, para llevar a cabo su proyecto fotográfico "Rocinante no hay camino", pero también ha jugado con la repetición, la mirada constante ante el tiempo que vuela.



El artista plástico mareño fotografió con su móvil durante un año dos palmeras que se levantan solitarias en el paisaje de su tierra. Testigos de paseos, tormentas y cultivos, impasibles a proyectos urbanísticos, parecen que entre las dos palmeras hay conversaciones como las de dos ancianos que sentados en el banco comentan el último gol de Messi o Ronaldo. Pero en este juego el fotógrafo no estuvo solo, sino que hizo partícipes a amigos para que crearan el pie de foto de cada una de las instantáneas, mandándoles cada día unas cuantas. Creo que es un más que interesante proyecto visual colectivo que juega a combinar dos variables tan elásticas como el tiempo y la luz y que se puede visitar en la sala de entrada del centro cultural Villa de Nerja hasta el 18 de octubre.