sábado, 26 de septiembre de 2020

Lecturas en el rebalaje - "La rubia de ojos negros", de Benjamin Black.

Sobre la mesita de noche esperaba a mediados de verano la novela negra "La rubia de ojos negros". Su autor, Benjamin Black participaría en la Noche de los libros de Málaga. Pero la cita finalmente, como otras tantas actividades culturales, se canceló de forma definitiva tras aplazarse desde mayo y no pudimos conocer las reflexiones del irlandés John Banville sobre su obra. Espera ¿Benjamin Black?¿John Banville?¿qué confusión es esta? Son simplemente las dos caras de de una misma moneda, uno disfruta con la literatura de género donde destaca la saga negra del forense Quirke y novelas históricas como "Lobos de Praga" y en la otra con la literatura más introspectiva, psicológica, eso que unos llaman alta literatura, tan alta que te puede colocar año tras año en las listas de candidatos a obtener el Nobel de Literatura.



Esta dualidad riza el rizo en "La rubia de ojos negros" porque Benjamin Black se pone a su vez en la piel de Raymond Chandler para recuperar al mítico detective Philip Marlowe. En el reto de dar vida de nuevo a este personaje se vio Robert B. Parker en "Poodles Springs" terminando una novela inacabada del autor de "El sueño eterno" y no continuación de esta. En ellas aparece un Marlowe otoñal. Benjamin Black no traiciona los pilares narrativos de Chandler, California es también el escenario y casi un personaje más. Cumple a rajatabla con los códigos de la novela negra. Tenemos a una mujer misteriorsa que plantea el caso al que no se puede resistir el duro detective. Este sospecha que no es trigo limpio, pero se lanza a resolver el caso por una minuta diaria más gastos. No hay sorpresa, no hay una visión moderna del género literario, no es un pastiche porque el lector no tiene la sensación de estar frente a una narrativa regurjitada, masticada, engullida y después vomitada como un juego posmoderno. John Banville no quiere enmendar la plana a quien escribiera "El largo adiós", es respetuoso para ofrecer una novela que se lee de un sorbo, un gimlet bien servido, con un detective que se enamora ¿o no? de quien no debe, que tiene pocos amigos que un día lo meten en un calabozo y otro charlan, que pierde la cuenta de los muertos y de los cigarrillos fumados.

"La rubia de los ojos negros" es una perfecta novela para dejar pasar las horas sumergidos en sus pasiones, crímenes, mentiras y amistades traicionadas.