jueves, 18 de noviembre de 2021

Paseo literario por librerías de Málaga con Alejandro Simón Partal.

Con motivo del Día de las Librerías, celebrado el 11 de noviembre, desde las distintas sedes provinciales del Centro Andaluz de las Letras se organizaron paseos literarios y libreros en las capitales andaluces teniendo como cicerone a autores, escritores y poetas. En Málaga paseamos la mañana del sábado 13 de noviembre de la mano del poeta y novelista Alejandro Simón Partal, con su recién editada primera novela "La parcela" bajo el brazo. 

Partimos desde la puerta del Café del Estraperlo, junto al busto dedicado al poeta Alfonso Canales, frente al puerto y la parada de bus, punto de llegada para muchos que veníamos de los pueblos en búsqueda de aventuras y otros mundos, como indicó el escritor. Y nos lanzamos a caminar por las calles de Málaga al encuentro de librerías, de versos, lugares e imágenes.

Gracias al CAL de Málaga y a Fernando Jiménez por compartir el poemario leído y a Alejandro Simón Partal como guía, que combinó literatura, experiencias y cultura pop en esa luminosa mañana de noviembre.

 «El día de sellado», de María Eloy-García

La ciudad levanta la prisa hacia arriba 

tramita de centros los barrios
circunvala de brazos cruzados
mira y pestañea con todos los semáforos 

muestra que está abierta plenamente

y en esa ciudad estás tú
en algún punto latitud longitud
estás guardando tu secreto
a esa multitud que rodea los mercados
que trafica con dinero
que escatima tu subsidio
estás rondando la n tres cuarenta de tu litoral letal 

caminando hacia aceras
perforando túneles
con la cabeza de pensar
haciendo carteles en el sencillo pacto de mirarlos 

pero si tú desapareces
la ciudad se hace lenta
hacia abajo
se limita a un recuerdo
se pone dominical y religiosa
hay tanta naturaleza donde no estás
que quererte es un acto social y urbano
muy civilizado
te cedo el paso
te cedo el peso
te cedo el piso
te cedo el poso
y te cedo el pulso 

 

Fragmento poema "Razón de amor" de Alfonso Canales.

Yo no sé si me explico,
pero es que hay cosas que no son para cantadas, 

sino para dichas llanamente, después de tomar una 

cerveza.

-Está lloviendo-, apunta uno:
y en dos palabras se encierra un terrible suceso,

algo que hiere los tejados.
y deja caer sobre los charcos más lágrimas
de las que pudieran derramar los humanos ojos, 

incluso poniéndose en lo peor de las cosas.

-Es de día-: y con ello
entra el sol en el alma, como una aguja caliente, 

y nos sentimos seguros de que, por el momento, Dios no nos olvida.

Y así con el amor
uno vive, viviendo.
Uno olvida que, cada día, Dios nos pone tierra

bajo los pies, 

aire sobre la boca y azul en las pupilas.

Uno olvida que el corazón se apoya, cada día, como un blando sillar,
en otro corazón.

Y cuando se cae en la cuenta de todo
-esto no sucede a menudo-,
resulta imposible medir un verso con los dedos 

Un gran tajo circunda a los amantes,
y lo demás puede decirse en dos palabras. 

 

Poema Peri Rossi «Asombro».

Enséñame – dices, desde tus veintiún años
ávidos, creyendo, todavía, que se puede enseñar alguna cosa y yo, que pasé de los sesenta
te miro con amor
es decir, con lejanía
(todo amor es amor a las diferencias
al espacio vacío entre dos cuerpos
al espacio vacío entre dos mentes
al horrible presentimiento de no morir de a dos)
te enseño, mansamente, alguna cita de Goethe
(«detente, instante, eres tan bello»)
o de Kafka (una vez hubo, hubo una vez
una sirena que no cantó)
mientras la noche lentamente se desliza hacia el alba
a través de este gran ventanal
que amas tanto
porque sus luces nocturnas
ocultan la ciudad verdadera
y en realidad podríamos estar en cualquier parte
estas luces podrían ser las de New York, avenida
Broadway, las de Berlín, Konstanzerstrasse,
las de Buenos Aires, calle Corrientes
y te oculto la única cosa que verdaderamente sé:
sólo es poeta aquel que siente que la vida no es natural
que es asombro
descubrimiento, revelación
que no es normal estar vivo

no es natural tener veintiún años
ni tampoco más de sesenta
no es normal haber caminado a las tres de la mañana
por el puente viejo de Córdoba, España, bajo la luz
amarilla de las farolas,
no es natural el perfume de los naranjos en las plazas -tres de la mañana-
ni en Oliva ni en Sevilla
lo natural es el asombro
lo natural es la sorpresa
lo natural es vivir como recién llegada
al mundo
a los callejones de Córdoba y sus arcos
a las plazas de París
a la humedad de Barcelona
al museo de muñecas
en el viejo vagón estacionado
en las vías muertas de Berlín.
Lo natural es morirse
sin haber paseado de la mano
por los portales de una ciudad desconocida
ni haber sentido el perfume de los blancos jazmines en flor a las tres de la mañana, meridiano de Greenwich
lo natural es que quien haya paseado de la mano
por los portales de una ciudad desconocida
no lo escriba
lo hunda en el ataúd del olvido
La vida brota por todas partes
consanguínea
ebria
bacante exagerada
en noches de pasiones turbias
pero había una fuente que cloqueaba
lánguidamente
y era difícil no sentir que la vida puede ser bella
a veces
como una pausa
como una tregua que la muerte
le concede al goce. 


«Otoño en Málaga», de Pablo García Baena

Huésped ligero el otoño llega 

silencioso hasta Málaga. Yo rezo 

por sus vendas benéficas de lluvia 

fajando el dulce corazón maltrecho del verano y su carne. Beso llamas

en las murientes hojas del recuerdo. 

Adiós, fría glorieta. Sobre el banco 

extiende octubre harapos verdinegros. 

Caen frutos y pájaros. La niebla 

cicatriza los besos.

 

Alejandro Morales interpreta un fragmento de la obra teatral "Resistencia y Sumisión" de Alejandro Simón Partal.
 

 

«Catedral de Málaga», de Gerardo Diego

Naciste de la pura geometría,
blanca en la mente azul delineante,
y eres proyecto siempre, alzado instante, 

espuma puesta en pie, cuajada y fría, 

mas tan real de piedra y teología
que se me van los ojos al bramante 

incorruptible, a la plomada amante
de que Dios más que nada se gloría. 

Clarividencia de arcos y de claves 

visitada por ángeles bautistas,
aula que a fe me mueves y descalzas, 

roca y cristal de sal, rada de naves
tu alumno quiero ser si a ti me alzas,
en vuelo anclado palpitando aristas.

 


«'Málaga (Pregonando el 'pescao')», de Manuel Machado.

¡Lo que da la mar!
¡Lo que da la mar!
¡Boquerones!
¡Sardinas, jureles!
¡Boquerones, hojitas de plata, 

que, frititos, se vuelven de oro! 

 ellos tiene la mar un tesoro...

La tierra, sus minas...
Y la mar..., pues la mar de sardinas... 

¡Victorianos, chanquetes, jureles, 

boquerones, que a mar sólo huelen...! 

¡Victorianos! ¡Del Palo!
...Serrana
la que lleva en el pelo mosquetas de grana 

y en los labios claveles 'moraos'...,
para usté van a ser 'regalaos',
por esa carita bonita...
Y, además, al café de Chinitas
la voy a llevar
'pa' que oiga las coplas
que a mí me han 'sacao'...
¡Los chanquetes! ¿Quién quiere comprar? 

Una cosa tan chica y es... ¡toíta la mar..! 

¡Boquerone-e-s! 

 


Parada en Calle Beatas, espacio de la movida nocturna malagueña, frente al Liceo, donde se grabó el videoclip "Galvanize" de The Chemical Brothers.

Fernando Jiménez, técnico del CAL Málaga y Aljandro Simón Partal frente a la sede del CAL en calle Álamos.

En la ubicación temporal de la librería Proteo el gestor cultural Chema Martín comparte sus experiencias al frente de la organización del festival literario Málaga 451.  

"PLAZA DE LA MERCED", MV Atencia en De la llama en que arde, p. 12

En el vidrio empañado del otoño recorta
sabiamente la mano de un niño el obelisco
a cuyo alrededor se dispersa la plaza.
Hace frío. Hace sólo humedad. Y se evade
una paloma en vuelo desde el balcón a un árbol.
Abre el niño sus ojos a la paloma, negros
frente a la escarcha, y queda guardando en los bolsillos 

de su babero a rayas un trigo de reclamo.