Una leyenda viva de la música hizo parada en el ciclo de conciertos Terral del Teatro Cervantes de Málaga.
Rubén Blades se une a la lista de grandes músicos que han pisado el escenario malagueño, sintiéndonos privilegiados y agradecidos de tener la oportunidad de verlos en directo. El cantante panameño que el año pasado anunciaba su retiro de los escenarios con un rutilante álbum junto a la Salsa Big Band, trabajo discográfico que cosechó multitud de galardones y que en cuyas actuaciones coparon las listas como el mejor directo del 2017. Y puede que también lo haga en el 2018 por lo vivido y disfrutado en la noche del 8 de julio.
Con una mayestática banda de veinte músicos, dirigida por el bajista Roberto Delgado, se presentó
con hechuras de esas formaciones míticas de los años 50, con sabor entre lo caribeño y lo jazzístico, abrasivo y delicado. ¿Y nos podemos creer que el 16 de julio Rubén Blades cumplirá 70 años? Si ha hecho un pacto con la magia y santeros caribeños no lo sabemos, pero está en un estado de forma sensacional, una voz sobresaliente, y no solo como cantante, sino que a lo largo del todo el concierto fue comentando cada una de las canciones, de dónde surgieron sus influencias, sus compañeros de viaje (muy emotiva interpretación de "Todos vuelven", recuerdos a los que ya no están, músicos, amigos y seres queridos) así cómo han ido cambiando. Contó como invitado al pianista Chucho Valdés en un tema en uno de los momentos mágicos de la noche.
También estuvo presente su posicionamiento de narrador social de las Américas. Se ha destacado como una figura comprometida con el sentimiento panamericano de unión, que si no es posible a través de la política sí con la música como herramienta cohesionadora. Así se manifestó con un público con amplia presencia de países hispanoamericanos. Pero no solo interpretó temas en español, sino que dentro del repertorio de su actual gira, donde también participarán en festivales de jazz, se incluyen standards norteamericanos, unos que hiciera famoso Frank Sinatra o instrumentales, que servían de descanso para el cantante en un concierto que alcanzó las dos horas y media de duración. Y en ese cruce de caminos nos encontramos con "Mack The Knife" y "Pedro Navaja" que se fusionaron una detrás de otra. Ya con el público de pie bailando, se despidió con la invitación a movernos y con la promesa de que regresará.