sábado, 23 de febrero de 2019

¿Conservación o explotación de nuestras costas? Esa es la "question".

La costa mediterránea se ha convertido en los últimos 60 años en un destino para el asentamiento humano en cantidades antes nunca vistas. El turismo es la principal fuente de riqueza económica, desplazando otras actividades como la agricultura y la pesca. El ser humano está dejando una huella transformadora de la que ya estamos sintiendo sus consecuencias. Hace unos días el Gabinete de Estudios de la Naturaleza (GENA), de la mano del profesor Rafael Yus, presentó en el museo de Nerja el libro "Turismo, Mercantilización y Desnaturalización del Litoral de la Axarquía", un balance de nuestra presencia e impacto en nuestro entorno axárquico. A través de una investigación detallada que expuso durante casi dos horas con gráficos e información ingente se muestra cómo el medio ambiente se resiente de nuestra acción y produce daños con efecto boomerang. Complicado resumir toda su exposición, pero creo que quedaba claro el debate entre conservación y explotación. Cómo nos hemos lanzado a una espiral de oferta y demanda en el sector turístico en el que si reflexionamos de forma detenida creo que surgen dudas sobre las estrategias a corto plazo que se llevan a cabo.



Ofrecemos compartir un entorno natural privilegiado, y sin embargo queremos domar el litoral para que satisfagas todos nuestros deseos. Se ofrece como atractivo nuestro paisaje, pero a las primeras de cambio lo modificamos sin sentir el vértigo de un camino que pueda que no tenga punto de retorno.  GENA ofrece información para quien la quiera conocer y aplicar, otra cuestión es que la ciudadanía esté interesada en asumir los avisos y mire hacia otro para lograr los beneficios inmediatos de la gallina de los huevos de oro. Mientras en instancias políticas escuchamos los mantras de turismo sostenible, turismo verde, conceptos que no sé de qué forma tienen real ejecución. O igual aplicamos la proclama: "Al final todos calvos".