Monarquía por aquí, monarquía por allá, cuando (casi) todos hemos sido afines a la República en la Guerra de las Galaxias (aunque el Imperio tenía aquel reclamo imperecedero del Lado Oscuro). En nuestro país siempre nos ha faltado ese punto de irreverencia (o puede que todo lo contrario, de veneración desprejuiciada) para absorber desde la cultura popular los símbolos de las instituciones y sus representantes. Para eso los británicos no se andan cortos, son una verdadera factoría de iconos pop y cualquier elemento que parezca digno de reverencia es deglutido por la maquinaria cultural vendernoslo como producto de consumo, desde la figura de la inmortal reina hasta su propia bandera. No deja de ser para los hijos de la Albión una de sus principales fuentes de su PIB. Y
The Smiths han sido uno de sus grandes ejemplos. Banda surgida de la gris Manchester de los primeros 80s, sacudidos por la mano inmisericorde de la Dama de Hierro, el cuarteto liderado por Morrissey y Johnny Marr conjugaba a la melancolía entre fábricas con altas chimeneas con el grito hedonista que eco en los barrios proletarios. Y en el ´86 parieron una obra maestra,
The queen is dead. El que lo haya escuchado nada le puedo aportar porque lo sabrá todo y el que no lo haya aún ya está tardando en comprarlo (en vinilo, por supuesto).
Aquí os dejo un vídeo que realizó el director Derek Jarman sobre la canción que tituló dicho disco.
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