¿Cuántas historias quedan por contar? Si escarbamos en nuestra memoria, si sabemos mirar, en cada uno de nosotros tendremos los mimbres para construir un relato. Joaquim Aubert echó la mirada atrás, al muchacho que poco antes de tener que incorporarse al servicio militar obligatorio decidió buscarse la vida fuera de una España gris, opresora, sin propuestas vitales para alguien que buscaba su lugar en el mundo dibujando y pintando. Joaquim es Kim, el dibujante de tebeos que triunfó durante la Transición en las páginas del Jueves con "Martínez, el facha". Entonces ofrecía en tiempo real un retrato con trazos de humor negrísimo e inmisericorde de una facción de la sociedad que se negaba a aceptar los nuevos vientos políticos que soplaban en territorio español. La actualidad ha devuelto a primera línea a los defensores de ideas trasnochadas que con tanta lucidez como mala baba dibujara Kim. Pero el salto en ambición narrativa y con gran alcance emocional lo da junto al guionista Antonio Altarriba con el díptico "El arte de volar" y "El ala rota". En él recorre la vida de sus progenitores en una España que les rompe el espinazo y el alma, les somete y seca cualquier sueño.
A finales de 2017, con motivo de la exposición "10 años del Premio Nacional del Cómic", tuvo lugar un encuentro de Altarriba y Kim con lectores. Entre las muchas e interesantes reflexiones sobre su trabajo, el reflejo de la memoria histórica en las viñetas y la autoficción el dibujante adelantó que estaba ocupado en la publicación de una obra como autor total. Ya entonces nos dejó con la máxima expectación. Que se cumplió con la lectura de "Nieve en los bolsillos"
En esta novela gráfica seguimos encontrando el dibujo detallista, expresivo, en blanco y negro de toda su obra anterior. Si en "Martínez, el facha" lo caricaturesco tomaba el protagonismo y en el díptico era el reflejo de unos años de plomo y miseria, en "Nieve en los bolsillos" no diré que hay un halo de nostalgia, pero no hay rencor, ni un espíritu de revanchismo por las penurias pasadas en su vida como inmigrante ilegal en Alemania. Más bien hay una narración humanista para dar rostros a todas aquellas personas que emigraron de España la búsqueda del dinero para poder alcanzar, en algún momento una vida digna. Kim nos muestra los durísimos trabajos que tuvo que realizar, la picaresca de quienes quieren aprovecharse de la necesidad, la solidaridad entre los iguales, el crisol de inmigrantes que por multitud de razones habían llegado al norte de Alemania. También se respira otro aire de libertad en lo individual, en lo sexual.
En "Nieve en los bolsillos" encontraremos un relato tierno, pero sin obviar miserias, sobre las peripecias de un adolescente que quería ser dibujante y que tuvo que salir de España para vivir la ilusión por unos meses de que respiraba aire limpio, y que parece ser olvidada por muchos en este presente. El final lo conocemos, pero eso no hace sino aumentar el interés en esta nueva muestra de las posibilidades del noveno arte como medio de narración de nuestra propia naturaleza humana.