Mayo, mes de María y de las flores, para que sea florido y hermoso, han de cumplirse dos fenómenos meteorológicos en sus dos meses anteriores, marzo ventoso y abril lluvioso.
Los que se acercan a cualquier iglesia para hacer una ofrenda floral no habrán tenido problema alguno para comprar las flores. En los años 50 de nuestra niñez en los colegios y escuelas, se nos invitaba a llevar un ramo o unas flores para adornar la capilla o cualquier imagen mariana que hubiera en la clase principal, durante el mes de mayo.
Muchos éran los que no podían cumplir esa invitación, que por otra parte anhelábamos en nuestra cándida infacia. Los tiempos dificiles de la posguerra no estaban para tirar cohetes y comprar flores, aunque fueran para María. Los que sus padres podían acceder a la petición de unas pocas pesetas para comprar las flores, empleaban la picaresca de comprar un ramo más pequeño y ahorrar para su bolsillo. Otros llegábamos a cogerlas de los jardines del Paseo, para embolsarnoslo todo.
Siempre el dichoso dinero. Con flores a María que Madre nuestra es.
Por Riacrdo Bajo León.
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