Los artistas se tienen que buscar la vida, intentan lograr beneficios a aquello a lo que han dedicado tanto tiempo en elaborar, pero en una exposición en un espacio público ese aspecto comercial debería quedar al menos disimulado. En este caso se encuentra el asistente a la expo con los precios puestos sobre las propias cerámicas con pegatinas, sobre todos los cuadros y obras.
Por otro lado los horarios de apertura son mínimos, dos horas por la mañana y dos horas por la tarde. ¿Son suficientes?
Todos estos aspectos me llevan a la reflexión de si se peca de poca ambición dentro de la política de exposiciones en Nerja. Por una parte es una suerte contar con espacios cedidos a todo aquel artista que lo desee (precisamente hasta el 30 de marzo está abierto el plazo de entrega de solicitudes de utilización de las salas) y por otra se podría pensar en proyectos expositivos más ambiciosos. Se cuentan con dos salas, la Mercado y la de calle Cristo que se podrían combinar en esos dos aspectos, en el abierto a todos y en el de una mayor exigencia cualitativa, tanto para el asistente como para el que expone. Y añadamos en esta ecuación la sala del Museo de Historia de Nerja. Todos sabemos cuáles son las que más visitas tienen, pero no por ello se debe bajar el listón en cuanto a propuestas culturales.
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