Me refiero a la expresión coloquial. Siempre se ha dicho "cuándo sentarás la cabeza" o "qué cabeza tengo". Quienes hemos desarrollado nuestra vida laboral sin un esfuerzo físico, bien sentados o de pie notamos que hay quien minusvalora nuestro trabajo. Muchas veces deseaba sentar mi cabeza, no para cambiar en mis actitudes, sino para darle un descanso, como el que realiza un esfuerzo físico busca asiento para relajarse. Es una tarea harto difícil desconectar. En estos tiempos de ocio por nuestra jubilación compartimos experiencias con personas de distinta clase y condición te das cuenta de su deterioro físico, deterioro posiblemente reparable, pero ¿y las cabezas?
"Caperucita jugaba con los siete enanitos, mientras Blancanieves se comía al lobo"
¡Ay las cabezas! Deterioro irreparable.
Por Ricardo Bajo León
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