Cuando faltan dos domingos para celebrar el Domingo de Ramos, pórtico de la Semana Santa, las Hermandades se afanan en poner a punto los enseres procesionales, en citar a los hermanos para el tallaje para portar los tronos, se limpian las túnicas de los nazarenos, se encargan las velas, se contratan las bandas de música que acompañaran a los Cristos y Virgenes, en su desfile procesional y ese ir y venir alrededor de la Casa Hermandad, nos habla de su proximidad. Mientras, un grupo de personas, bien por encargo o motu proprio, preparan folios, plumas, bolígrafos, las teclas del ordenador y acuden a archivos para documentarse y poder rellenar con conocimiento, esos folios o pantallas, de un sinfín de palabras para dar vida a un pregón.
El pregón es una expresión literaria en prosa o en verso, con el que reviven cada año la Pasíón, según su particular visión, cofrades y gentes que gustan de expresar sus vivencias en esa semana. Ha cambiado en cuanto a la competencia y al número de pregones. Hace unos años había un solo pregón, con el que se daba inicio a todos los actos propios de la Semana Santa, de una forma generalizada. Hoy cada Hermandad celebra el suyo propio en honor de su Santos Titulares, por lo que desde el miércoles de Ceniza hasta el viernes de Dolores, se pueden celebrar cientos de pregones, no ya dedicados a los Cristos y Vírgenes, sino a enaltecer a la mantilla, a una ofrenda floral, un traslado o una marcha procesional.
El pregonero suele dirigirse a los asistentes al acto, en un tono grave poniendo mucho énfasis en algunos pasajes, consiguiendo los aplausos y el entusiasmo del público asistente. Hay quienes hacen del pregón un rito y se conocen el día y hora de cada pregón. Bien es verdad que al mismo rodea una parafernalia, entre olores a flores y pabilo y el siempre gratificante sonido de una marcha, que lo hacen atractivo para quienes gustan de ese genero literario y para los profanos.
"Malagueña Virgen de la Paloma", marcha procesional del compositor Rafael Hernández Moreno, me acompaña mientras doy a las teclas del ordenador, y el recuerdo del extraordinario Pregón, de Antonio Banderas de hace unos años, me hacen revivir un año más este tiempo de primavera, que no por repetido, es igual.
Por Ricardo Bajo León.
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