domingo, 17 de marzo de 2013

Mirando a las musarañas (114) - Tarde-noche albiceleste y blanquiazul.


El pasado miércoles día 13 no fue un día como otros. En un ámbito mundial todos estábamos pendientes de una chimenea. Sobre las viejas tejas que cubren los techos de la Capilla Sixtina sobresale una pequeña chimenea que nos anunciará, como viene ocurriendo desde que hay un relevo en la Cátedra de Pedro, del acuerdo o desacuerdo de los Cardenales reunidos en cónclave para la elección de un nuevo Papa. A las 19:05h. la fumata blanca hizo vibrar a los que estaban expectantes en la Plaza de San Pedro y a los millones de telespectadores que en todo el orbe cristiano ponían su mirada en esa simple chimenea. Y en un ámbito más localista había quienes estaban pendientes de un campo de fútbol situado al final de la Avenida de Martiricos, con el nombre más bonito que un recinto deportivo pueda tener, La Rosaleda, en nuestra capital de provincia Málaga. Ahí se viviría también un hecho histórico, la primera vez que el equipo de fútbol andaluz malagueño disputara unos octavos de final en la competición deportiva, futbolísticamente hablando, más importante del mundo.


(foto extraída de aquí)

Desde la aparición de la fumata blanca pasó un tiempo interminable hasta que se abrió la puerta del balcón central de la Basílica de San Pedro, desde donde el prodiácono Cardenal francés Jean Louis Tauran pronunció ¡Habemos Papam! y a continuación dijera el nombre del cardenal elegido y el nombre que llevará durante su Papado.  Todo fue una sorpresa, no era ninguno de los que en los círculos vaticanistas se dieran como papable. Su apellido de origen  italiano Bergoglio nos hizo pensar a los no muy entendidos que era un Papa italiano. El nombre elegido, Francisco, también causó sorpresa por ser el primer Papa que lo elige. Rápidamente se informó de la nacionalidad, argentino, y de la orden, jesuita. Primer Papa  iberoamericano. Sorpresa tras sorpresa, no se hizo esperar el ondear de banderas albicelestes en la Plaza de San Pedro, colores de la enseña nacional argentina. 

Unas horas más tarde, y ya con el conocimiento de la personalidad y biografía del Cardenal Jorge Mario Bergoglio, la Rosaleda repleta de un público animando a sus colores para ver ese Málaga-Oporto. Este venía con la ventaja de un gol a su favor y el estadio se  preparaba para vivir una de sus efemérides más importantes en la larga vida del equipo de Martiricos. El destino, siempre el destino, quiso que el primer gol lo marcara Francisco-Isco- para el mundo del fútbol y el segundo Santacruz. Y ondearon las banderas blanquiazules, colores del equipo de la capital de la Costa del Sol. Lo espiritual y lo profano se unieron en esa tarde noche.

Como un argentino me atrevería a decir ¡Qué alegría que lo eligieran a vos!  y como malagueño ¡Estamos con los mejores, "vieo"! Y todo con un color albiceleste y blanquiazul.

Por Ricardo Bajo León.

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