En otra entrada escribí "Todo en la vida es una sucesión de situaciones que se repiten, con otros personajes, con otros colores y en otro tiempo". Mi generación sabe mucho de situaciones difíciles, de escasez, pobreza y falta de recursos. Conoció el Auxilio Social y la solidaridad sin poder. Pasar de lo malo a lo bueno es fácil, pero a la situación contraria no nos acostumbramos. Vivir sin trabajo y con recortes en un país en el que se han alcanzado altas cotas de bienestar social, en una sociedad en la que se nos ofrecía la cultura del ocio como meta, es difícil. Todo vuelve a repetirse. Los estudiosos del tema dicen que son ciclos económicos, que van y vienen, pero al que le coge en ese ir y venir en precario lo pasa mal.
El sentimiento de unidad para ayudar al prójimo a desarrollarse hace que en tiempos difíciles aflore el sentimiento de solidaridad en los que la vida les ha dado más. Recuerdo las tardes noches de los años cincuenta, en los que de una manera encubierta, con concursos, los Boby Deglane, José Luis Pecker, Alberto Oliveras... apelaban a través de las ondas para favorecer a cualquier familia con dificultades económicas, y, pese la escasez, la gente colaboraba. Hoy en estos días no desde la radio ,que también, sino desde esa ventana que es la televisión, se nos invita a solidarizarnos con quienes lo están pasando mal. Y te das cuenta que hay mucha gente buena, que con sus aportaciones consigue solucionar problemas que les son ajenos.
Grano a grano, con otros personajes, con otros colores, en otro tiempo y con otros medios. Mucha solidaridad.
Por Ricardo Bajo León.
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