miércoles, 20 de junio de 2018

Cuando el Pacífico sepultó al Mediterráneo.

¿Quién quiere a los edificios que tienen firmado su certificado de defunción?¿Alguien los mira o se convierten en invisibles, en símbolo de un pasado listo para ser demolido?¿Se desvanecen en el tiempo las historias que entre sus paredes se vivieron? Un colegio, una biblioteca, sala de ensayos y talleres de todo tipo, punto de encuentro para la juventud, hogar de maestros, dependencias municipales, escuela para adultos, escenario de conciertos, sala de proyecciones audiovisuales, espacio de reunión para colectivos vecinales, lugar para los primeros pasos de bailarinas y sones para músicos aprendices. Todo ello ha sido el primero Colegio XXV Años de Paz, después con la llegada a la democracia en España Colegio Joaquín Herrera y en la actualidad Centro Giner de los Ríos. Fue construido en 1964 por el arquitecto José María Santos Rein, según me indica el historiador Francisco Capilla, y al que en próximas fechas dedicará un amplio y documentado artículo en su blog de divulgación histórica.

(Fotografía de una actuación de Unsuspected en el patio delantero del Centro Giner de los Ríos. En el fondo el mural que ha sido ocultado)


Si desde hace 15 años se tiene proyectada su demolición para levantar un moderno edifico, aún se mantiene en pie. Incluso a principios de año recibió unas cuantas capas de pintura para convertirse en localización de la grabación de la segunda temporada de la serie británica de televisión "Snatch". Durante unos días el equipo de rodaje estuvo en nuestra localidad y trasvistió al cincuentenario edifico en un hotel de resonancias exóticas, el Hostal Acapulco. Y dejó la marca, su huella en un panel que representa a unos bañistas lanzándose desde las rocas al océano Pacífico, pero parece que nadie se acuerda de que debajo ha quedado oculto un mural símbolo de ese edifico, familiar a todos los que transitábamos por el patio delantero o simplemente caminábamos por la aledaña calle Diputación. Este mural pintado por el maestro José Carneros en la d´cada de los 70, luminoso y colorista, representa juegos de niños en un paisaje de elementos significativos del paisaje urbano nerjeño, ha quedado oculto, olvidado a su suerte. Puede interpretarse como metáfora de la transformación de la identidad local, dispuesta a transformarse según convenga al poseedor del cheque.

(Panel que oculta el mural de José Carneros en la actualidad) 


(Debajo del panel Acapulco se mantiene el azul mediterráneo)

(Fotografías del Centro Giner de los Ríos en la actualidad)

Habrá quien diga que esa pintura no tiene mayor valor artístico, pero es indudable su valor sentimental, presente en el imaginario colectivo ligado a este edificio y que sería un guiño a nuestra memoria el recuperar ese mural creo que dibujado por el maestro junto a sus alumnos y posteriormente restaurado por una escuela taller. Ahora bien habría que preguntarse si ese valor sentimental ha cotizado alguna vez al alza.

(Alumnos de una escuela taller de Nerja recolorean hace unos años el mural. Foto cedida por Juan Ramón Carneros)