miércoles, 6 de junio de 2018

Réquiem por el Papagayo.

Las máquinas están demoliendo lo que queda del Papagayo. Desde principios de 2015 fue abandonado a su suerte sin saberse muy bien el cómo ni el por qué. El que fuera un espacio de encuentro en las noches veraniegas de Nerja cerró sus puertas. Tristemente nadie tomó su relevo. Nadie ha logrado recuperar el encanto y la personalidad del Papagayo que Jean Pierre le insufló. Y es una apuesta ganadora, un emplazamiento espectacular con una programación variada de conciertos y sesiones de dj. Pero ya para el recuerdo y la memoria quedan los mojitos de tirada limitada, los almuerzos de rissotto con gambas y canelones de calabacín (la cocina también se cuidaba en su oferta), las conversaciones hasta las tantas de la madrugada a la luz de las velas, los corrillos de los buenos amigos, los encuentros casuales con figuras del pop internacional, las noches de San Juan que abrían oficiosamente la temporada estival, refugio ante el terral nocturno, templo de un hedonismo que vive sus horas bajas. Todo eso fue el Papagayo y mucho más. Ahora será escombros y después olvido.

Por allí pasó un buen ramillete de propuestas musicales en directo. Algunas las grabé de forma casera sin apreciar que era la captura de un tiempo que se esfumaría sin remisión, sin posibilidad de repetirse, momentos únicos. Fue una maravillosa fiesta. Ahí van sin orden ni concierto.