jueves, 4 de abril de 2019

El azar como mecanismo de creación en la literatura de Justo Navarro.

Meter en una caja varios papelitos con fechas de la década y sacar el que tiene anotado 1963, año en el que se produjeron inundaciones con víctimas en Granada, que con llevó la visita a la ciudad del dictador Franco. Ese juego llevó a cabo Justo Navarro para decidir en qué momento situar su novela "Gran Granada".  Así nos lo contó el escritor granadino, afincado en Nerja, en la presentación de su último libro publicado "Petit Paris", nuevo relato negro con las andanzas del comisario Polo.  Dentro del ciclo "Letras Capitales" en el Centro de Andaluz de las Letras de Málaga, manteniendo diálogo con el también escritor Pablo Aranda, nos fue dando claves de su proceso de escritura. De cómo no hay nada planificado de antemano, porque no podría enfrentarse al reto de escribir una novela si todo estuviera atado y bien atado, sin posibilidad de descubrir como un detective los hilos narrativos que surgen de la madeja de las ideas.



Si en "Gran Granada" la narración se desarrollaba en la Granada de 1963 con su paisanaje de oligarquía provinciana preocupada por mantener bajo la alfombra sus miserias con un inmenso comisario Polo octogenario velando por un estado policial, en "Petit Paris" al policía franquista lo seguimos en 1943 en la capital francesa ocupada por los nazis. Allí viaja con la misión de recuperar unos lingotes de oro y una pistola sustraídos en la ciudad de la Alhambra. Se encontrará con una corte de colaboracionistas y supervivientes, dispuestos a traicionar a quien sea con tal de lograr sus fines.

Justo Navarro nos comentó que dentro de sus novelas suele dejar pinceladas privadas que solo conoce él, aunque disfruta como un niño que descubre sus travesuras contarlas en este tipo de encuentros. Un ejemplo lo puso con respecto la descripción física de del protagonista, inmenso, de buena planta pese a los años, de mirada escrutadora, que tomó de un director espiritual de su infancia que era capaz de descubrir de un vistazo pecados cometidos y futuros. Algunos asistentes a la presentación le señalaron la repetida presencia de los dobles o de confusiones de personalidad en sus historias.

También confesó su querencia por situar en la periodo de la II Guerra Mundial bastantes de los argumentos de sus novelas. Le permite un punto de distancia con el que hablar y reflexionar sobre el presente, contar la realidad mirando desde el pasado. Aseguró que para él la literatura debe ser un planteamiento de dilemas a nuestras convicciones, no un espacio para refutarlas.

Se siente cómodo en el género de la novela negra para mostrar el estado de las cosas, pero jugando con sus códigos, sin tomarse demasiado en serio, incluso reírse de uno mismo. No obstante, eso no es incompatible con el deseo de ser contundente en el estilo narrativo. Por otro lado, realiza una concienzuda labor de documentación que, por ejemplo, le llevó a leer los periódicos que se editaban en el París de esa época.


La novela negra vive un momento dulce, que para Justo Navarro corresponde con una atmósfera de inquietud e incomodidad en la actualidad, y este género literario da sus mejores páginas en épocas de crisis e inestabilidad social. Documenta a través de una ficción atractiva para el lector los males de una sociedad, pero ello no impide que escritores como el autor de "Gran Granada" y "Petit Paris" disfruten subvirtiendo las reglas de este género. 


En este enlace podéis leer una particular reseña que le dediqué en la sección "Lecturas en el rebalaje" a la novela "Petit Paris".