domingo, 1 de mayo de 2011

Mirando a las musarañas (16) - El tambor.


TERUEL EXISTE, la frase reivendicativa  de la capital turolense,  hace referencia no a su propia existencia, sino a ese olvido en su infraestructura viaria, que hace que para muchos sea una desconocida.  Una carretera sinuosa nos acerca a Teruel. Transcurre por un paisaje de árboles y rocas, junto al río Turia, que a quién se acerca por primera vez, le sorprende tanta belleza natural, salpicada por pequeños pueblos deshabitados. No en vano, su capital es una de las que más acusa la despoblación de esa zona del sur de Aragónl.  A todas luces la petición tiene su por qué, pero la sordera de la Administración posiblemente venga dada por esa despoblación.

Teruel, capital del mudéjar, con sus torres de El Salvador, San Martín y San Pedro, con su centro neurálgico en la Plaza del Torico,  es su símbolo junto a la leyenda de los Amantes de Teruel, cuyas momias yacen definitivamente en el Mausoleo de los Amantes. Se sitúa junto a la iglesia de San Pedro y su torre mudéjar, la más antigua de las torres turolenses, bajo dos estatuas yacentes. Estas fueron esculpidas por Juan de Ávalos. Las manos de los amantes no llegan a tocarse como muestra de un amor inalcanzable. Posee un extraordinario patrimonio artístico, reconocido por la Unesco, como Patrimonio de la Humanidad. 

Todo Aragón en Semana Santa, es un sonar  de tambores, bombos y timbales, que de una manera ensordecedora acompañan a sus habitantes y a quienes se acercan para participar de una manera pasiva, de tan extraordinario espectáculo sonoro. Quienes no poseemos un oído musical, difícilmente podremos distinguir el redoble de los tambores de tantos grupos que acompañan a las procesiones.

En mi memoria, el recuerdo inmediato de Pablito, uno de los personajes e hilo conductor de uno de los pasajes del extraordinario Pregón de Semana Santa de Antonio Banderas. El tambor existe, y yo satisfice ese deseo incontenible, no de comprarmelo o de que mi santa esposa me lo regalara, pero si de redoblar los palillos en un sonoro tambor, con el redoble semana santero de nuestra tierra, nada que ver con el de esas tierras aragonesas. Unas jovencitas que esperaban el inicio de su redoble accedieron a mi petición, con lo que una satisfacción me inundó. Quizás tuviera sin yo saberlo un deseo incumplido, y en ese momento mis dotes de tamborilero se pusieron de manifiesto. Las jovencitas no podían dar crédito de que un sexagenario, y por otra parte ajeno a esa tradición, llevara el compás con tanto ritmo. Cosas de los ritmos y compases de las gentes del Sur, mi santa esposa alucinaba. No sé si la convenceré.

Prometo no insistir como Pablito.¡ PERO YO QUIERO UN TAMBOR! 


Por Ricardo Bajo León

2 comentarios:

MANOLO dijo...

ESPERO QUE TE ACUERDES DE MI SOY MANOLO EL QUE LO PASO FETEN EN TERUEL CON BELEN SOLO DECIRTE QUE ERES UN VERDADERO GENIO Y DARTE LAS GRACIAS POR HACERNOS PASAR UN VIAJE TAN AGRADABLE ERES UN FENOMENO DEL MICRO Y POR LO QUE VEO TAMBIEN DE LA PLUMA, Y DESEO QUE TU DESEO DE TENER UN TAMBOR SE HAGA REALIDAD

EL QUE MIRA LAS MUSARAÑAS dijo...

Manolo, claro que me acuerdo de ti y de Belen, cuya familia es de Nerja, y del bonito viaje a Cuenca y Teruel. Gracias a vosotros por soportarme. Si cuando se habla no se respeta con un silencio las palabras y cuando se escribe no se lee. Mal para el que habla y para el que escribe. Así que nuevamente gracias por escucharme y leerme.LO DEL TAMBOR ANDO EN ELLO.Ricardo