De cacería
Con la melena al viento y las piernas largas y bronceadas avanza imponente por la arena, la estrella del momento. Porte de reina, figura de pasarela. La sigue su séquito como aves carroñeras. La admiración que despierta le calienta la sangre helada. La sensación de poder le despliega las alas. Las exhibiciones son su debilidad, no lo disimula y se muestra con afectación. Divisada la presa, una cualquiera, son tantas las que la desean, le asoman las garras afiladas. La caza fácil no la deja satisfecha, pero nunca dice que no. Sus seguidores la adulan hambrientos de migajas. Un rugido de placer le hace relamerse sus pensamientos. Desde lo alto de sus hombros gira la cabeza hacia sus fieles en un gesto de desprecio, y junto con la altanería, les lanza los restos del chuleta de playa babeante que acaba de devorar ante ellos. Sus espectadores la aplauden.
Por Maribel Martín
Por Maribel Martín
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