Mirando hacia atrás te das cuenta de lo que pudiste hacer y por desidia o por otras circunstancias dejaste en la cuneta del camino de tu vida. Siempre motu propio, que es lo malo, porque cuando los avatares de la vida pueden ser el justificante de esa dejación te cabe la posibilidad de consolarte y culpar a esas situaciones no deseadas.
No es hora de quejarse sino de todo lo contrario, de afrontar la vida tal cual viene, pero siempre con optimismo y alegría. Ha llegado a mis manos, y con interés voy leyendo el análisis lingüístico, los aspectos morfosintácticos con los que la catedrática de Lengua y Literatura, la nerjeña María del Carmen Casanova nos acerca al conocimiento de la lengua. En su libro Frigiliana en sus apodos-Su historia y su habla-, prologado por el frigilianense Antonio Sánchez- El Maestro- nos acerca a las anécdotas, situaciones divertidas y grotescas, protagonizadas por las gentes de Frigiliana y relatadas a la autora del libro que, con su buen hacer, ha plasmado en las paginas que voy leyendo.
Alguien dijo que España huele a pueblo. El libro de Mª del Carmen Casanova "huele" a pueblo, a eso que hoy se echa tanto de menos, al contacto personal y familiar de las gentes, al día a día, al encuentro en el bar, al saludo y la conversación amena. Todo eso se refleja en el relato de las numerosas anécdotas que te hacen seguir la lectura con entusiasmo: las ocurrencias al poner los apodos (de los que muchos se sienten orgullosos), los acontecimientos sucedidos en el campo, en la preparación de un plato típico de la cocina axarquica y de tantas vivencias e historias transmitidas oralmente de generación en generación.
La lectura de tantas ocurrencias y anécdotas me hace recordar las vividas en mi ambiente de trabajo. Mi generación no supo ver el futuro de los idiomas. Era una asignatura de las llamadas Marías y lo que escogíamos era el francés como lengua para estudiar en el bachillerato. Eran tiempos de ¡Gibraltar español!.Más mal que bien aprendíamos algo. En mí caso sirvió para desenvolverme en mi puesto de trabajo, enriqueciendo mis conocimientos con cursillos y con mi desenfado al encarar una conversación con los clientes belgas y franceses que por aquel entonces eran legión en Nerja, quienes me ayudaban y corregían. De inglés, ni papa, todo lo contrario que uno de mis compañeros, que dominaba la lengua de Shakespeare a la perfección. Con él en la oficina estaba cubierta la atención a la clientela de habla inglesa, también numerosa. El problema era cuando se iba a desayunar , no sabíamos si iba a tomar café de Colombia o café a Colombia, tanta era su tardanza.
En ese período de tiempo, cuando un cliente de habla inglesa nos interpelaba el ya conocido you speaks english -Ud. habla inglés-, se nos quedaba una cara que el cliente no dudaba en advertir que desconocíamos la lengua inglesa. Sé me ocurrió, para evitar esa situación, que el compañero y amigo nos escribiera una frase en inglés, que no era otra que esta At the moment the person who speaks english is not here is taking coffee will returm in twenty five minutes- En estos momentos la persona que habla inglés no está aquí, está tomando café volverá en 25 minutos-. El cliente volvía y le teníamos que repetir lo mismo. En cierta ocasión, en un olvido al dar el tiempo en volver, en lugar de decirle 25 minutos le dije It will returm in a year- Volverá en un año- el cliente se quedo de piedra.
Por qué dejé en la cuneta el inglés... Que le sait- Quien lo sabe-
Por Ricardo Bajo León
1 comentario:
Cuñao eres un fenómeno... tienes un ánimo que alegras la vida a cyalquiera..
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