sábado, 28 de julio de 2007

Movimientos elegantes, siluetas sobre las estalactitas.

Solistas y estrellas de la Ópera de Viena aportaron el toque clásico a la edición 2007 del Festival de la Cueva de Nerja. Con un repertorio de temas inmortales de la música clásica, en parejas o en solitario, los bailarines se movían con gracilidad por la algunas veces resbaladiza tarima del escenario. Mozart, Chopin, Tchaikosky, Ravel y Brian Eno, entre otros, fueron el colchón sonoro sobre el que flotaron las coreografías diseñadas por Renato Zanella.



Dentro de las coreografías, la de mayor filiación pop y la más cercana a la danza contemporánea, se encontraba "Empty place" compuesta por Brian Eno, que en su tiempo fue miembro de Roxy Music y productor de U2, así que cómo no, es la escogida para que la veais.




En líneas generales, se puede calificar de muy positiva la edición este año del Festival de la Cueva de Nerja. Pero también hay que señalar aspectos negativos, tales como la impuntualidad en los comienzos de las actuaciones, más bien debido a los propios espectadores que esperan a última hora para ocupar las localidades. El espacio reservado a la prensa desde luego que no es el más idóneo, en medio de la escalera y pasillo, no es la mejor manera de desempeñar nuestat labor. El mal sonido de las grabaciones de los temas musicales de la Ópera de Viena, sonaba a cascado y con ruido de fondo, que en cierto modo restaba espectacularidad al trabajo de los bailarines. La laca de los peinados de algunas señoras, mucho hablar del cambio climático, pero esos peinados deben provocar la ampliación del agujero en la capa de ozono, más si cabe si al final, debido a la humedad en el interior de la cueva, terminan esas obras peluqueras hechas unos zorros. También indicar lo dificil que era tomarse algo en la barra del restaurante Cueva de Nerja, hacía tiempo que no era servido con tanta desgana y desdén. Uno entiende que con tanto bullicio es complicado ser rápido y eficaz, pero durante cuatro días que ningún camarero/a cruzara la mirada contigo para poder atenderte y, al contario rehusará tomar la comanda me parece fuera de lugar. Ya queda esperar que el año que viene aumente el nivel de las actuaciones, que nos traigan sorpresas o descubrimientos dentro del mundo musical, y que siempre un poco de imaginación en la programación es bienvenida

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No estaría mal que el año que viene se representara un ballet completo, creo que sería más interesante que el popurrí de este año. De todas formas, y como una no ha visto mucho ballet, me quedé fascinada de la capacidad de comunicación que tiene el cuerpo. Y la cantidad de músculos que no sabía que existían. Hay que tenerlos bien puestos para ser bailarín y venir a bailar a la cueva: con la humedad del recinto, pensé que más de uno se descalabraba allí mismo. Y volvemos al tema de la gratuidad de las entradas. Me fijaba en las caras de aburrimiento supino del espectador medio y ya sabía que no había pagado un duro por entrar. La vieja cantinela de "como es gratis...". Y ya sabemos qué pasa con lo gratis: que es muy desagradecido, porque no se valora y sí se critica.

Anónimo dijo...

Unos bordes los camareros de la Cueva. Desolado me quedé cuando no conseguí en dos días una tímida mirada de un camarero que te diga que al menos sabe que existes. Que no niego el estrés, pero que comparo cómo trabajan en unos locales y en otros y la diferencia es abismal. No sé si tendrán un contrato malo, si cobrarán poco, pero no veas qué pandilla de tristes.