En el pasado mes de diciembre hubo dos hechos cercanos en el tiempo que seguro hicieron retroceder años atrás a los que tuvieron la oportunidad de verlos o escucharlos. Yo creía que aquello de ¡No sabe Ud. con quien está hablando! y lo de increpar o llamar la atención en público a un subordinado había pasado a mejor vida, o cuando menos, que no se hacía de una manera tan directa. Para estos casos no es necesario luz y taquígrafos, mejor la discreción.
Y esto viene a cuento de lo que trato de contar. La anécdota, que sucedió en un pueblo hace algunos años, tiene como protagonista a Don Ramón, hombre conocido, benefactor y querido por sus vecinos. Cierto día se acercó a la única ferretería del pueblo, que era la que proveía a toda la comarca de los aperos de labranza y herramientas varias. En concreto Don Ramón compró un rollo de tela metálica para vallar parte de su finca. Una vez pagada la compra, se echó sobre su hombro el pesado rollo. El dueño y los dependientes le intentaron hacer desistir de esa actitud ¡Don Ramón, deje que nosotros lo llevemos al coche! ¡Don Ramón, cómo va Ud. a cargar con el rollo, con su prestigio! !Don Ramón...! Y Don Ramón dejó sobre el mostrador el rollo de tela metálica y les preguntó a quienes querían ayudarles: ¡Quién soy yo! Y todos respondieron: ¡Don Ramón! Este volvió a poner sobre su hombro la compra y nuevamente preguntó ¡Quién soy! Y volvieron a contestar todos: ¡Pues Don Ramón! y con un ¡Hasta luego! abandonó la ferretería.
Esa anécdota debería de habérsela aplicado el Presidente del Consejo General del Poder Judicial, Don Gonzalo Moliner, antes de sus declaraciones sobre la conveniencia de ir en clase turista o en business en sus desplazamientos. Don Gonzalo será siempre juez y respetado por su actitud y comportamiento,y no dejará de serlo por ir en clase turista. Todos los Colegios de profesionales liberales son corporativistas, pero creo que no caen en la cuenta que cuando se es funcionario, se es un asalariado por cuenta ajena. En este caso su patrón, empleador y pagador es el Estado. Y con la que está cayendo, con la "ruinera" que tenemos encima, hay que reducir el gasto en dietas y viajes. Y no por ello dejará de ser, como ya he dicho, Don Gonzalo, juez respetado.
Foto extraída del diario El Mundo
Sin solución de continuidad en el tiempo, en la noche de ese mismo día, en el programa deportivo "Punto Pelota" su presentador Josep Pedrerol, bien podía haber tomado el titulo de su programa para zanjar un error. Antes al contrario, increpó en directo a los becarios de turno de una manera poco elegante por no haber puesto en la pantalla un faldón con una encuesta sobre Messi. Señor Pedrerol, todos, incluído usted, hemos tenido un tiempo de aprendizaje en nuestra actividad laboral. Unos de aprendices, otros de pasantes, gacetilleros, adjuntos médicos residentes y en esta época de becarios. Conviene mirar hacía atrás y ver de dónde venimos. No solo hay que ser un buen jefe, sino parecerlo.
Ricardo Bajo León
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