domingo, 1 de septiembre de 2013

Mirando a las musarañas (136) - Incoherencia


Comía pipas de girasol y las cascaras las arrojaba al albero del parque. Carlitos había dado buena cuenta de un helado de chocolate, depositando el envase de plástico en un poyete del arriate. Su hermana sació su sed con una bebida refrescante. El casco de vidrio lo arrojó a un alcorque y Carlos, el patriarca de la familia, dejaba un periódico gratuito, después de su lectura, sobre el banco del parque. Era una mañana de domingo con una temperatura propia de los inicios de la primavera, con olor a azahar y los primeros brotes de hojas en los plátanos que darían sombra hasta el lejano otoño. De vuelta a casa sonó el móvil . Era un mensaje para María, la que dejó  el albero cubierto de cascaras de pipas:  ¡Mañana manifestación ante el Ayuntamiento!. Respondió al mensaje con un ¡Gracias por el recordatorio lo tengo en mi agenda! Quedaron  en reunirse antes en casa. 


Siempre habrá quién madrugue más que tú. Me ocurría casi a diario, después del barrido y baldeado de la calle había pasado el que consumió el último cigarrillo del paquete de Malboro, que permanecía sobre la acera, teniendo a escasos metros en una farola una papelera, con un rotulo sugerente "Úsame". Qué pasaría si el inodoro de nuestra casa viniera igualmente rotulado, protestaríamos por poner en entredicho nuestra educación y forma de vivir. ¿Qué pensaría María  si su amiga dejara el suelo del salón lleno de cascaras de pipas; si en la galería que circunda el patio su hijo hubiera tirado una tarrina y sobre la mesa del salón comedor se encontrará una botella de una bebida refrescante? Pondría el grito en el cielo si sobre el sofá descubriera hecho un gurruño el periódico del día.

Ante el Ayuntamiento numeroso público detrás una pancarta cuyo lema era ¡Por unos mejores servicios de limpieza y por una ciudad limpia! La actitud de María carecía de una relación lógica con el comportamiento de su familia en el parque en esa limpia mañana de primavera.

¿Cuántas generaciones tendrán que pasar para ser ordenados y coherentes ciudadanos? Quién lo sabe.

Por Ricardo Bajo León

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuñao, mas claro.... AGUA.