miércoles, 2 de mayo de 2018

Nos inoculamos "La Peste" gracias a sus responsables.

"El bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer decenios dormido en los muebles, en la ropa, que espera pacientemente en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa". Este texto extraído de la novela "La peste" de Albert Camus el director Alberto Rodríguez junto a su guionista inseparable Rafael Cobos lo ponen en boca del personaje Monardes, el galeno, hombre de ciencia, en la serie "La Peste". Si las dos obras del mismo título están separadas por cuatrocientos años en la localización temporal de su desarrollo (la novela en Orán a mediados del siglo XX y la producción televisiva en la Sevilla de mediados del siglo XVI) su espíritu están unidas por la inmersión en los recovecos de la ignorancia y el fanatismo como lacras seculares. 



De esto y mucho más pudimos conversar en uno de los momentos cumbre de la pasada sexta edición de la Muestra de Cine Negro y Denuncia Social de Salobreña, que tiene como alma máter al escritor, Juan Madrid, afincado en la localidad costera granadina. Este autor fundamental en la novela negra española ejerció como maestro de ceremonias en el encuentro del público con algunos de los responsables de "La peste": su director y cocreador, Alberto Rodríguez; el actor protagonista, Pablo Molinero; y el documentalista y coguionista Pedro Álvarez.


Vivimos una magnífica oportunidad de adentrarnos y profundizar en el proceso creativo de una de las producciones catódicas más ambiciosas dentro del actual panorama televisivo español. Comentó de forma jocosa el director que ante la promoción de Movistar+, plataforma responsable de su realización, como la serie más cara, recibirían palos por todos lados. Y lo cierto, eso salió a relucir en la charla, es que los diez millones relucen en los seis episodios que la componen.

Se alabó el gran trabajo actoral del hasta ahora desconocido Pablo Molinero en la piel de Mateo, un personaje a contracorriente del pensamiento único de la época, momento histórico en el que la Iglesia Católica es cuestionada por el Protestantismo, perseguido por su escepticismo religioso, militar e impresor. Se subrayó la apuesta de colocar como protagonista a una cara sin bagaje televisivo, lo que provocó ciertas inseguridades en los primeros pasos de rodaje, pero una vez visto el resultado solo queda aplaudir con entusiasmo el riesgo en dicha apuesta de la que salieron triunfantes. El propio actor compartió con los asistentes cómo se enfrentó a su personaje y la construcción de este en los ensayos. También se destacó el eficaz reparto que da mucha verdad al relato.


Alberto Rodríguez estaba inmerso en la lectura de la novela "El hereje" de Miguel Delibes (se nota esta referencia en una secuencia de un acto de fe despiadado) cuando le ofrecieron la oportunidad de dirigir "La Peste". Con ciertas reticencias por anteriores experiencias televisivas (dirigió algunos episodios de "Hispania", digno producto de entretenimiento, que bajo mi punto de vista era un homenaje a los tebeos históricos de Bruguera como el Jabato) finalmente asumió el reto junto a Rafael Cobos con el objetivo de mostrar Sevilla, su ciudad, cuando era el centro del mundo, punto de entrada de las riquezas del Nuevo Mundo y punto de partida hacia este, el Nueva York del siglo XVI. Con este desafío todos los departamentos de esta producción trabajaron para trasladar al espectador a este lugar. La dirección de arte cuidó cada detalle. Se superaron los obstáculos de las localizaciones con los efectos especiales y las pantallas verdes. Los movimientos de cámara nos sumergen como un personaje más, testigos de las investigaciones de Mateo y su protegido Valerio, que se cruzan con los tejemanejes de Luis de Zúñiga, personaje que interpreta un sorprendente Paco León. La cámara al hombro huye de una puesta en escena estática y la dirección de fotografía de Pau Esteve tiene como referente las pinturas de Caravaggio.


Siendo "La Peste" relato histórico juega con los cánones del cine negro. Tenemos un personaje desencantado, aquejado de "melancolía" e insomnio (durante el encuentro se mencionó como influencia "Sol negro. Depresión y Melancolía" de la escritora Julia Kristeva), un héroe obligado a serlo para salvar su propia vida. Junto a él, un adolescente de los arrabales que debe proteger por una promesa a un compañero de armas. Los dos deben descubrir las causas y los responsables de unos asesinatos mientras la plaga que da título a la producción se extiende por Sevilla sin hacer distinciones por clases sociales y riquezas. En esta urbe un arribista, Luís de Zúñiga, intenta escalar socialmente. Una mujer, Teresa Pinelo, interpretada por Patricia López Arnaiz, pintora en la clandestinidad, viuda heredera de unos telares, quiere romper las barreras de su sexo. Estos y otros personajes que se cruzan y luchan por sobrevivir. 


Se resaltó la especial importancia la labor de documentación de la mano de Pedro Álvarez, documentalista. En ocasiones este trabajo aportaba elementos que enriquecían el guión, pero sin olvidar que estaban frente a un relato de ficción y que este era el que se imponía a la hora de construir la trama. Hubo momento para reivindicar esa faceta de investigación frente a algunas acusaciones de abundar en la "leyenda negra" obviando que se trata de ficción, de una narración de personajes inventados sobre una base de realidad. No hay que olvidar que la novela negra tiene su máximo auge en una Norteamerica en su mayor crecimiento industrial y su posicionamiento como potencia mundial. Surge como un retrato de los claroscuros sociales y de los dilemas que plantea el Capitalismo, al que se enfrenta como opción ideológica el Comunismo. Así desde mi punto de vista se plantea el relato criminal de "La Peste", que responde a los códigos del género negro, solo que en lugar de gabardina visten jubón y van armados con espada y daga y no con un revólver. Todo ello bajo el influjo de la literatura del Siglo de Oro español.

En resumen, un encuentro más que nutritivo para los amantes del género negro y en particular por quienes hemos disfrutado con la serie de tv "La Peste", conociendo de primera mano los entresijos de su producción, los puntos de vista de sus responsables y con la satisfacción de saber que ya están trabajando en una segunda temporada, que ya esperamos con entusiasta expectación