Al nombrar "la ventana" imaginativamente añadirás "indiscreta", recordando la inolvidable película (1954) de Alfred Hitchcock, interpretada por James Stewart y Grace Kelly. Y hay otra película, también de suspense y terror realizada cincuenta años después, titulada La ventana secreta, dirigida por David Koepp.
La ventana de mi vida ni es indiscreta ni mucho menos secreta. Tal vez, curiosa. Desde ella me asomo desde hace ya muchos años, tantos, que ahora disfruto de mi júbilo. Esa ventana no tiene poyete, ni barandilla, ni macetas que me impidan mirar y ver con toda claridad lo que acontece ante ella. Tantos recuerdos, tantas vivencias buenas y menos buenas en unos tiempos ya lejanos que vivía con mucha curiosidad por acercarme a lo nuevo. Ahora, en mi día a día, el hurgar en lo intrascendente hace que desde lo que imagino tras esa ventana vuelva a la realidad.
Quién no tiene en su casa un rincón preferido para leer, escuchar música o simplemente para soñar despierto. Mi rincón es junto a una ventana desde la que veo el ir y venir de las gentes de mi barrio, de mis vecinos. Paso de cebra para allá, paso de cebra para acá. En muchas ocasiones, personalizo mi curiosidad en tal o cual vecino, y deduzco por tanto ir y venir, que su memoria les falla.
Mi ventana ni es indiscreta, ni secreta y menos curiosa. El curioso soy yo.
Por Ricardo Bajo León.
Por Ricardo Bajo León.
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