miércoles, 29 de febrero de 2012

Microrrelatos de Mercurio (58) - Asesinato con alevosía.


                            Asesinato con alevosía 
                                
Giran las ruedecillas dentadas de mi despertador con tal lentitud esta noche, que el tiempo no pasa. Lo traqueteo. Lo pongo bocabajo y bocarriba una vez más. Le doy cuerda. Su tictac me responde. Está vivo y sus manecillas se ríen de mí con grandes carcajadas a cámara lenta. Me desespero. No pasan las horas, solo remolonean encendiendo mi ira. ¡Hace tiempo que debería haber cambiado esta antigualla por un moderno radio-despertador de horas parpadeantes y luminosas! Fijo mi atención en el segundero mientras se despereza. Consigue obnubilar mi conciencia por unos segundos que parecen minutos, cuando un estridente, metálico e imparable ring destroza mis oídos, acelera mi corazón al borde de la taquicardia y me hace incorporar el tronco como el vampiro que sale de su ataúd hambriento de sangre. Revoleo el maldito despertador contra la pared de enfrente destripándolo por fin. Chorrean las horas, y los segundos salpican mi cara. Ahora soy yo quien ríe ante su cadáver desmembrado.  

Por Maribel Martín



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