lunes, 23 de julio de 2012

Una mirada al interior del 53º Festival de la Cueva de Nerja.

Lo confieso, seré muy tiquismiquis, pero no me gusta nada llegar a un espectáculo cultural y lo primero que me encuentro son varias patrullas de la Benemérita que te dan el alto y te dicen: "Buenas tardes, ¿dónde va usted?". Y uno en la puerta de acceso al recinto de la Cueva de Nerja a las 21:45 en un momento de locura disparatada y ácrata puede pensar contestar cualquier despropósito, pero la cordura se impone en una milésima de segundo y responde: "Al festival de la Cueva". La verdad es que uno no sabe si se siente más seguro cuando está rodeado de guardias civiles (o cualquier fuerza de la seguridad) porque se puede pensar que igual existe una razón por la cual en cada esquina hay uno.

Digresiones aparte, toca comentar una vez finalizado el 53º Festival Cueva de Nerja (por el camino del cambio de gerencia se ha caído la nomenclatura internacional de Danza y Música), edición de cambios, de recortes, ajustes y substanciosas novedades.




Por fin se podían comprar entradas a través de internet, en la propia web de la Fundación Cueva de Nerja, con lo que se ofrece mayores facilidades para la adquisición de las mismas. Además se podían adquirir a distintos precios según el emplazamiento de la localidad, lógico cuando algunos asientos son muy incómodos en visibilidad.

No se pueden olvidar los recortes o, eufemísticamente hablando, los ajustes. Desde el propio diseño del cartel anunciador sabíamos que se iba a apretar bien el cinturón, dejando de lado a intermediarios en la organización y contratación de los artistas, eliminación del cóctel protocolario y optimización de recursos propios. Por contra se añadía un día más de actuaciones y dos espectáculos más al no repetir ninguno como en festivales pasados.

En cuanto a lo artístico, el perfil mediático no era muy potente (se ha notado en la presencia de medios de comunicación que ha sido menor que otros años y las escaleras de acceso al patio de butacas estaban menos concurridas que anteriores ocasiones), pero los espectáculos en sí ofrecían bastante interés para los seguidores de las distintas disciplinas y géneros artísticos que han subido al escenario de la sala de La Cascada.



Otra de las novedades fue la animación previa a las actuaciones que llevó a cabo una pareja de clowns de Comediants mientras el público ocupaba sus asientos. Escuché opiniones no muy de acuerdo con este tipo de actividad argumentando que quitaban seriedad a la velada. Creo que el boato de pretéritas épocas ya ha pasado al olvido y que todo aquello que provoque una sonrisa en estos tiempos grises bienvenida sea.



Esta edición se inició con la Salzburg Orchester Solisten, que encandiló a los amantes de la música clásica con una estupenda interpretación de piezas clásicas y modernas. Curiosamente el festival no se abrió con un lleno.



El flamenco no puede faltar en los días más importantes de promoción de la Cueva de Nerja y lo hizo el miércoles 18 de julio con el bailaor Antonio El Pipa como protagonista, acompañado para la ocasión con la también bailaora Lola Greco en un espectáculo titulado Re Encuentro. El acompañamiento musical venía de la mano de un cuadro flamenco y a lo largo del espectáculo cante y baile fueron alternando protagonismo.



La lírica, habitual en los últimos años en la programación del festival de la Cueva de Nerja, tuvo al día siguiente en la soprano María Espada su voz en la velada en la que la Orquesta Barroca de Sevilla con instrumentos del siglo XVII interpretó composiciones de Vivaldi, Francés de Iribarren, Locatelli y Avison. La humedad de la cavidad provocó diversas pausas para el afinamiento de los centenarios instrumentos.

El día de protocolo para políticos y fuerzas vivas de la localidad, la comarca y la provincia tuvo la danza venida de tierras de Putin como foco de atención en una gala con una selección de los mejores bailarines de Rusia, con el elocuente título de Just the best. las coreografías se adaptaron a las características del escenario y se alternaron piezas de ballet clásico y danza contemporánea. Momento curioso fue cuando comenzó la música del Bolero de Ravel con el bailarín en pose para empezar y una señora del público lanzó a grito pelado un ¡¡¡Bravo!!! ¿le gustaba la melodía del músico impresionista o la apolínea figura de Farukh Ruzimatov.


El espectáculo que mayor expectación levantó fue el concierto de Pasión Vega., que vendió en plis plas el aforo completo. Y eso se notó en cómo el público acogió a la cantante malagueña, aplausos y vítores entusiastas al principio y final de cada canción. Pasión Vega hizo un recorrido por su último disco publicado, una selección de sus temas favoritos, picando en el flamenco, la copla, el cancionero sudamericano y la canción española. Estuvo acompañada con un reducido plantel de músicos, pero que supieron arropar en este concierto íntimo a la Turista de Honor de Nerja de hace un par de años.



Y el festival llegaba a su fin con una de las propuestas a priori más interesantes, el teatro musical Perséfone en la Cueva, pero que en la respuesta en taquilla parece que no hubo tirón. Una pena porque era una novedad la inclusión de este tipo de espectáculos que combinaba música en directo y teatro con una compañía del prestigio de Comediants. De cualquier forma los asistentes pudimos disfrutar de una estupenda representación que aprovechaba la espectacularidad del interior de la Cueva para narrarnos el mito griego de Perséfone, encarnada magníficamente por Angels Gonyalons, reina del Inframundo y responsable del transito de los muertos al reino de Hades. Divertida comedia musical, con un estupendo vestuario, juego de luces y de máscaras. Ojalá se repitan este tipo de actuaciones y por qué no, que haya un poco de más riesgo en el cartel de los próximos festivales.



El Festival de la Cueva de Nerja, pese a los recortes, cambios y novedades, continúa con su mismo espíritu, de ofrecer un ramillete de actuaciones que abarquen distintos géneros artísticos, cada uno con sus públicos. También se intenta que este evento sea vehículo de difusión y promoción del monumento natural nerjeño. Afortunadamente este año las peleas políticas en torno a la Cueva y al festival se han dejado a un lado y nos hemos librado de tener que leer y escuchar disparatadas valoraciones políticas. Todo sea porque podamos disfrutar de cada vez mejores festivales, del arte y la cultura tan azotados en los tiempos de crisis.

 Texto y fotos: Ricardo Popbelmondo.

1 comentario:

Andres Breijo dijo...

Yo he ido las dos últimas noches, por una cuestión de economía. El tema de la transparencia en la venta de entradas creo que ha sido el mayor acierto y no he notado la sombra de la crisis en esta edición. Me siento orgulloso de poder contar en Nerja con este despliegue y escenario que sorprende incluso a los que actuan.