La risa es el gesto más humano. Quizá no sea nuestra especie la única capaz de reír, pero lo que sí es seguro es que es la única capaz de encontrar humor en las situaciones más dispares. Es, incluso, capaz de reírse de sí misma. Creo que nada es más difícil que provocar la carcajada. Sin embargo, la comedia siempre ha sido considerada un arte menor frente a los otros dos grandes géneros: el drama y la tragedia. ¿Por qué? ¿Por qué es más elevado el dolor que la alegría? ¿Por qué valoramos más a quien nos hace llorar que a quien nos hace reír? No tengo respuesta a estas preguntas. Quizá tengamos grabado en el subconsciente eso de que la vida es un valle de lágrimas y no tomamos en serio a quien viene a luchar contra esto. En El Nombre de la Rosa, Umberto Eco proponía una teoría que para mí puede ser definitiva: la risa mata el miedo. Y, por supuesto, al poder eso no le interesa. Me resulta más difícil encontrar obras maestras del humor que del drama, pero las hay, claro que las hay. Hay novelas que son obras maestras tanto de una cosa como de la otra: ahí está nuestro Quijote para demostrarlo. Como cada uno se ríe de lo que quiere, proponemos hoy tres grandes novelas, cada una de ellas, una maravilla en su segmento humorístico: negro, blanco o absurdo.
Burlando a la Parca, de Joss Bazell, es una novela en la que no puedes dejar de reír ni puedes dejar de sentirte culpable por ello. Se ha dicho de ella que es la mezcla perfecta de House y Los Soprano, y me parece una definición perfecta. Negra negrísima, nos cuenta la historia de un testigo protegido de la mafia, Peter Brown, que ha descubierto dos cosas importantísimas: la primera es que algo tuyo muere cuando matas y la segunda es su inmenso talento para la medicina. Desarrollando su labor en el peor hospital de Manhattan, Peter agradecerá ser experto en artes marciales, especialmente cuando llegue un paciente de nombre Nicholas LoBrutto, quien inmediatamente reconoce en nuestro Peter a su antiguo compañero Pietro Brnwa. Pese a padecer un cáncer de estómago en fase terminal, Nicholas no está dispuesto a morir y exigirá a Peter que le mantenga con vida. De lo contrario, su antiguo jefe sabrá de su existencia… Joss Bazell no solo se burla de la parca en esta novela haciéndonos llorar de risa: realiza también una crítica durísima al sistema sanitario de Estados Unidos, tan absurdo y cruel como esta historia.
Cuando Gerald Durrell (1925-1995) cumplió diez años, su madre, que se había criado en la India y que estaba harta de resfriados, nieblas e inviernos ingleses, decidió hacer las maletas y mudarse con sus cuatro hijos a la isla griega de Corfú. Cambiamos el frío y la grisura por un mundo lleno de olivares, higueras, villas de colores, jardines silvestres, arenas blancas, aguas turquesas y… toneladas de animales. Y así Gerry, que ya nació obsesionado por todo tipo de bichos, pudo tener tres perros, una burra, una lechuza, una camada completa de erizos de tierra, dos urracas, un palomo, un sapo, una gaviota… Hasta una mantis religiosa llegó a tener. Es este el relato luminoso de la vida del joven autor en estos años, y mezcla con soberbio sentido del humor las excentricidades de su familia y amigos, la belleza virgen de la isla y la rica fauna local. Mi Familia y Otros Animales es un retrato tierno del choque entre varios mundos: el de la infancia con la madurez, o el del carácter mediterráneo con el británico. Durrell retrata como pocos la fascinación que sentimos siendo niños cuando todo es nuevo y todo es por primera vez. Novela de descubrimientos, pocos regalos como este se pueden hacer a alguien que ronde los 13 años. Aunque lo que la convierte en genial es que siga provocando las mismas carcajadas más de veinte años después.
La Aventura del Tocador de Señoras, de Eduardo Mendoza es, para mí, la máxima expresión del humor enloquecido. Esta historia sigue la trama de dos libros anteriores del autor, “El misterio de la cripta embrujada” y “El laberinto de las aceitunas”. La historia comienza cuando el protagonista abandona el manicomio donde estaba encerrado y vuelve a Barcelona en busca de su hermana Cándida para pedirle ayuda y comenzar una nueva vida. Su cuñado, Viriato, (qué sería de España sin la figura del cuñado) le ofrece trabajar en el negocio familiar, un tocador de señoras, (lo que viene siendo una peluquería) que nuestro protagonista tendrá una particularísima manera de regentar. Cuando su vida parece estable, se ve involucrado en el robo de unos documentos de la empresa, El Caco Español, S. L., y finalmente en el asesinato del presidente de dicha empresa. En acción entran dos mujeres llamadas Ivet, un chofer miope negro, Magnolio, el alcalde de Barcelona y varios personajes estrafalarios más. El “no se vayan todavía, aún hay más”, parece que es el lema de Mendoza, capaz de sumar y sumar situaciones imposibles, absurdas, descacharrantes a personajes desquiciados y mantener todas las bolas en el aire.
Por Rita Sánchez.
2 comentarios:
You are the best
No hace falta leer los tres libros con tu bonita y acertada síntesis, queda uno enterado de la trama. Eres la mejor
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