Sin llegar al chauvinismo francés nuestro vecinos portugueses consideran que lo suyo es lo mejor, llegando a la exageración. Cuentan que un barco portugués se disponía a entrar en el puerto de Vigo. El capitán pidió permiso al práctico del puerto con una pregunta: ¿Hay suficiente calado para atracar O terror dos mares? El práctico ante tal pregunta, desde la cubierta del remolcador, hizo una micción "olímpica" sobre las aguas del puerto, respondiendo a la pregunta del capitán con un ¡Ya puede atracar, O terror dos mares!
Al puerto de Málaga no llegará ningún "O terror dos mares", pero sí buques de gran calado y de última generación, cargados de contenedores, que por otra parte son los que le dan vida, junto con los cruceros que hacen escala e inician su singladura desde nuestro puerto. Este en otro tiempo fue motor económico de la ciudad, vía de salida de los productos del campo como de las empresas metalúrgicas y receptor de mercancías de otros puertos de España y de otros países.
En la columna de entrada de la página 19 del diario Sur del pasado día 30 de junio, en su encabezamiento con letra negrita figura el siguiente titular "Un error en el dragado ahuyenta a buques de mercancías en el Puerto". En 2010 un barco con destino al puerto de Algeciras se desvió a nuestro puerto a causa del Levante que impedía atracar en el puerto algecireño, y se rechazó su entrada por falta de calado, no solo en la dársena sino también en la banqueta del muelle 9, según apunta la noticia. Y como siempre nadie se responsabiliza, pues han sido varios los barcos que no han podido atracar por no alcanzar los 16 metros de calado necesarios, con una gran perdida económica, cercana a los 500.000 euros. La Autoridad Portuaria, que es quién vela por el buen desarrollo de las actividades portuarias, no está presidida por un ingeniero o persona con suficientes conocimientos en dichas actividades, sino por el político de turno. Y así nos van las cosas, como ha ocurrido con las Cajas de Ahorros. El puerto no sólo sirve para atracar los buques, sino como dique seco para que los políticos en horas bajas arreglen sus "cuadernas" para una nueva "singladura" o como último retiro de su actividad política.
(Fotografía extraída de aquí)
Dice el refrán que "enemigo que huye puente de plata". El nuevo presidente de la Autoridad Portuaria parece que ha aplicado su apellido en su primera gestión para eliminar al ingeniero antes de que huyera, colocando en su lugar a un amigo de su confianza.
No habrá una micción "olímpica" porque el asunto es de mucho calado y ya no hay fuerza en los que tendrían que ser los ejecutantes. Lo suyo será un buen dragado, por si acaso aparece "O terror dos mares".
Por Ricardo Bajo León.
No hay comentarios:
Publicar un comentario