domingo, 6 de enero de 2013

Mirando a las musarañas (104) - Noche de Reyes.


Mucho se escribe y se habla de esta noche mágica, la de la ilusión y, en minoría, la de alguna que otra desilusión. Se deja de ser "ángel" y niño, cosas de la vida, por la perdida de la inocencia en el primer caso y en el segundo cuando pierdes a tus padres. Cuanta inocencia y felicidad hay en esa Noche.

Nuestra sociedad es permeable a todo lo que viene de fuera y siempre es interesante el tener la capacidad de recibir, claro está, pero con la salvedad de que lo nuevo no venga a cambiar tradiciones ancestrales y con tanto arraigo en nuestras vidas. Halloween le ha ganado la partida al Tenorio de Zorrilla, lejos queda la representación, tanto en televisión como en los escenarios, del Don Juan , personaje tan español. Ahora libramos otra batalla la del intrusismo en nuestra manera de vivir y entender a nuestros niños, inculcándoles otras costumbres que nada tienen que ver con nosotros, los latinos. Papá Noel avanza sin ninguna resistencia, tal si fuera una mancha de aceite. Y todos convencidos con razonamientos peregrinos. Es el mercantilismo  el que nos mueve a su antojo. Hay excepciones entre los que me incluyo: Para mí, nada más ilusionante y divertido que la noche de Reyes. 



Y nadie escribe de esa ilusión anterior a la venida de los Reyes, tan duradera en el tiempo hasta esa noche del 5 de enero, ese desasosiego en mirar y remirar los escaparates, el comentar con los amigos lo que cada cual pedirá a los Reyes Magos, la redacción de la carta. Y cuando vamos perdiendo la inocencia, buscar en los armarios por si los pajes han depositado algún juguete. Todas estas son situaciones y vivencias ilusionantes, y yo me atrevería a  decir que son superiores a ese momento de descubrir lo que los Reyes han dejado, que con ser grande es efímero en el tiempo.

Sigamos siendo "ángeles" y que los Reyes Magos nos colmen de felicidad y cuando más, de un poco de magia.

 Por Ricardo Bajo León.

2 comentarios:

RUBEN dijo...

Es verdad, nada comparable a esa Noche, ilusión, fantasía, alegría y sorpresa. Reflejada en los rostros de nuestros niños ¡Cuantos recuerdos!

Anónimo dijo...

Como siempre "cuñao" estás sembrao... es verdad, cuantos recuerdos e ilusiones que aunque no se pierden... si se pierde la inocencia de la niñez.... gracias por hacernos volar a esos años....

Sigue así ....