En un momento en el que los libros se encuentran en una encrucijada en la que los molinos de viento se codifican en ceros y unos, el oficio de escritor se enfrenta a un nuevo reto, adaptarse a las nuevas vías abiertas por el tsunami digital en la relación del lector y la literatura. Y si este proceso es duro para autores consagrados, imaginemos para aquellos que desde trampolín local, desde una localidad de 25.000 habitantes, muestran, publican, leen sus obras literarias. Me quito el sombrero ante su perseverar y constancia, por su continua programación de actividades, por no rendirse y por un año más celebrar el Día de Libro, desde la modestia en presupuesto pero con ilusión y honestidad.
En esta ocasión el punto de conmemoración se ubicó a la sombra del cerote, con la instalación de un kiosco por parte de la Concejalía de Cultura de Nerja como punto de venta de las obras editadas por los escritores y un pequeño pedestal con microfonía desde el que se leyeron fragmentos de la obra literaria del recientemente fallecido Gabriel García Márquez. Así lo hicieron los componentes de la Asociación la Aventura de Escribir en dos sesiones de mañana y tarde, en la que honor a la verdad pocos nerjeños se acercaron. El culto pagano a las letras aún se mantiene en las catacumbas culturales con un número reducido pero fiel de seguidores. Entre ellos Ricardo Sanz, que eligió como lectura el texto de Rita Sánchez Paren los relojes que ese mismo día edité en Nerja Pop en recuerdo al autor de Cien años de Soledad.
Ya más entrada la tarde se acercó más público, muy variopinto, entre el que se repartieron claveles. El volumen de sonidos aumentó con la intervención de Creación abierta, que a mi juicio se apartó del espíritu de de reivindicación de la lectura y homenaje al libro para ofrecer su habitual repertorio en el que se alternan música en directo y lectura de textos. Honestamente, a mí al haber asistido ya a varias de sus puestas en escena me dejan una sensación de "dejá vu". Son los inconvenientes de "torear" repetidamente en un breve espacio de tiempo en la misma plaza.
De cualquier forma bienvenidas estas iniciativas que se convierten en punto de encuentro por unas horas para los amantes de las letras e intentan poner en valor la propia creación literaria.
A continuación algunos momentos fotográficos de la jornada.
1 comentario:
Déjà vu
Gran día
para ser corazón.
Sintió la piedra.
"Marcelo"
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