Crack
En el
mercado de valores, el valor de las ideas había caído en picado. Fue un crack
cataplás chimpún total. Es decir, una quiebra en toda regla.
Al principio, Don
Francisco, que era un hondo pensador, se alarmó. Pero con el tiempo, se dio
cuenta de que todo fluía mejor, porque las ideas es lo que tienen, que
entorpecen mucho el tráfico.
Lo
primero que hizo fue meter todos los vocablos impertinentes en su pelota de
trapo y desaprender todo el abecedario que amueblaba su cabeza.
En sus
ratos libres ladraba como un perro a los sapos de los telediarios, hasta que un
día se deshizo del aparato tirándolo por el balcón.
Ahora,
entre todos sus delirios, ama sobre todo andar hecho un lío. Se ha pintado
sobre su cara fúnebre una sonrisa de color amarillo chillón y le gusta hacerse
el muerto en la bañera, dice que le rejuvenece mucho y limpia sus arterias del
vil colesterol.
Por Ricardo Sanz
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