jueves, 28 de febrero de 2013

En los libros todos amamos los títulos más censurados de la Historia.


Leer, señoras y señores, es la actividad subversiva por excelencia. Ya lo decía ese observador total de la condición humana que fue Stefan Zweig en su momento estelar de la humanidad titulado "El tren de Libre Circulación": "...Este hombre, pues, pasa inadvertido, lo cual es muy comprensible, dada su reservada manera de vivir. Evita toda compañía. Las gentes de aquella casa tienen pocas ocasiones de ver la acelerada y oscura mirada de sus oblicuos ojos. Visitas apenas recibe. Pero con regularidad constante va cada día a las nueve de la mañana a la biblioteca pública, permaneciendo en ella hasta las doce, hora en que esta cierra.  A los diez minutos está ya en su casa para tomar su frugal comida y vuelve a salir a la una menos diez para ser nuevamente el primero en llegar a la biblioteca, donde permanece hasta las seis de la tarde. Los reporteros y agentes de noticias solo se fijan en los hombres que se mueven mucho, sin darse cuenta de que son siempre los solitarios, los ávidos de sabiduría los que encierran ideas revolucionarias, y no se interesan por aquel insignificante individuo que vive en casa de un zapatero. En los círculos socialistas se sabe de él que fue redactor en Londres de un pequeño diario de tendencias radicales publicado por los emigrados rusos, y que en San Petersburgo se le cree el jefe de cierto partido aislado del que es preferible no acordarse; pero como habla dura y despectivamente de las personas más destacadas del partido socialista, considerando equivocados sus planes, y como se manifiesta intransigente y por completo opuesto a toda conciliación, no se preocupan mucho de él. Claro está que convoca de vez en cuando, por la noche, alguna reunión en un café proletario, pero solo acuden a ellas unas quince o veinte personas, jóvenes en su mayoría, y por lo tanto se considera a aquellos solitarios individuos como el resto de esos emigrados cuyos cerebros se exaltan a base de abundante te y muchas discusiones. Nadie concede importancia al hombrecillo de frente voluntariosa; no hay persona en Zürich capaz de querer grabar en su memoria el nombre del célebre huésped del zapatero, de ese Vladimiro Ilitch Ulianov. Y si por entonces alguno de los lujosos automóviles que iban apresuradamente de embajada en embajada lo atropellara, causándole la muerte en plena calle, tampoco el mundo le hubiera reconocido ni bajo el nombre de Ulianov ni por el de Lenin".

¿Desde cuándo los libros han sido una fuente de preocupación para el poder? Pues posiblemente, desde que alguien estuvo tan rematadamente harto, tan increíblemente frustrado que tuvo la idea de volcar toda su ira en una tablilla. Y esa primera tablilla se la dio a alguien que se la dio a otro alguien. Y seguro que ya entonces hubo otro alguien más que se enteró de la existencia de esta tablilla incendiaria y supo inmediatamente que había que parar el invento. El poder siempre ha temido el pensamiento propio, las nuevas ideas, la posibilidad de la revolución. Apagar de raíz la mecha de la disconformidad fue quizá  el principal factor que impulsó a lo largo de los siglos a la quema, recorte y prohibición de libros. No recuerdo dónde leí que ya en Mesopotamia determinadas tablillas fueron destruidas por ser consideradas impías, impropias, incendiarias. Pero no hay que irse ni a la Edad Media ni a Mesopotamia: la historia de dos pingüinos macho que adoptan una cría hizo poner el grito en el cielo a parte de la sociedad estadounidense más conservadora. Hasta el pobretico de  Harry Potter fue acusado de satanismo. Total, que los libros han sido, son y serán maltratados (ya hablaremos de sus autores otro día) por considerarse peligrosos.  Por supuesto contamos con la famosa lista Index Librorum Prohibitorum et Expurgatorum de la Santa Madre Iglesia (que dejó de actualizar en 1966, gracias), y a día de hoy se mueve en numerosos círculos el famoso índice del Opus Dei, que puntúa los libros por peligrosidad del 1al 6 (1:Libros que pueden leer todos, incluso niños: Ej.: Heidi, Marco, algunos cuentos de los Hermanos Grimm, todos los libros de los miembros de la Obra... 6:Lectura prohibida. Para leerlos se necesita permiso del Padre (Prelado)). A continuación voy a enumerar algunos de los libros que más han preocupado y movilizado a dirigentes políticos y religiosos, comunidades de padres preocupados y otros conservadores.



-1984, de George Orwell. Todo un clásico en el farragoso terreno de la paradoja: Un libro que trata de la censura que es censurado. Hoy en día todavía provoca dolores de cabeza a los sectores más retrógrados, debido a su talante antitotalistarista y a su contenido sexualmente explícito. Este curioso terreno también incumbe a Farenheit 451, de Ray Bradbury, obra prohibida en algunos colegios estadounidenses: una obra que trata de la quema de libros, de la prohibición del libro, es prohibida. Obviamente algunas personas no se leen los libros antes de vetarlos.



-Los versos satánicos, de Salman Rushdie. Suficiente como para que se emitiera una fatwa contra el escritor de origen indio. El libro fue prohibido en su país natal y en su país de residencia, Inglaterra, además de ser quemado en diversas manifestaciones públicas de grupos islámicos extremistas.


-Lo que el viento se llevó, de Margaret Mitchell. Aunque nos parezca increíble, en su momento la novela atrajo numerosas quejas debido a su uso de las palabras damn (maldita sea) y whore (puta). Tampoco gustaba que la protagonista se casara más de una vez. Nada que hoy día pueda sorprender a nadie, pero en 1936 hizo arquear más de una ceja. Recientemente la novela ha suscitado reproches una vez más, pero por corrección política, por su inherente racismo y el uso de la palabra nigger, con connotaciones claramente despectivas. Razones parecidas impulsaron a algunos colegios a eliminar de su lista de lectura obras como La cabaña del Tío TomMatar a un ruiseñor o Las aventuras de Huckleberry Finn.

-Alicia en el País de las Maravillas, de Lewis Carroll. ¿Por qué? Muchos pensaréis que es por aquello de que se sospecha que el Sr. Carroll fuera pederasta. Pues no. Resulta que en la provincia china de Hunan la obra fue prohibida en 1931 porque contenía animales que hablaban. Las autoridades argumentaron que esto poní a al mismo nivel a animales y seres humanos, y que por tanto era inaceptable.
-Belleza negra, de Anna Sewell. Otro caso curioso de censores mal informados. Un clásico de la literatura juvenil anglosajona. La obra fue prohibida en Sudáfrica durante la época del apartheid, ya que un censor relacionó las palabras belleza negra con algún tipo de tratado sobre los derechos de la población negra, sin saber que lo que reivindicaba el libro eran los derechos de los animales.

-El Cantar de los Cantares (atribuido al Rey Salomón): Durante siglos la Iglesia ha mantenido que se trata de una obra alegórica, donde los versos explícitamente sexuales no son más que metáforas del amor entre el creyente y la divinidad. Si la obra es alegórica, ¿por qué es peligrosa? ¿Tal vez porque habla de pechos, labios y demás y no hay manera de hacerla pasar por alegórica? 

-No deja de tener su gracia que la obra más recortada, modificada, censurada y problemática de la historia sea la Sagrada Biblia. Prohibida en muchos países y existente en varias versiones, incluso en la Edad Media se procuraba que no fuera leída en su totalidad por seglares y que no fuera traducida a lenguas vernáculas. Por otro lado, contiene todos y cada uno de los arcos argumentales que han sido raíz de prohibiciones y censuras en otros títulos: violaciones, incesto, asesinato, racismo, infanticidio, etc, etc, etc. Por salvaje y por ser un catálogo de las miserias, debilidades y crueldad humanas, el Antiguo Testamento no puede ser más entretenido. 
Por Rita Sánchez

1 comentario:

Raya dijo...

Que la gente se exprese, en cualquier formato,puede ser para algunos aferrados al poder, un ataque directo a su autoridad, aunque esta "autoridad" venga del pueblo. Supongo que por eso, creadores y politicos no suelen congeniar bien.