sábado, 19 de abril de 2008

La mirada perdida o la memoria recuperada para todos los públicos.


A mí me da la sensación de que el mundo del teatro tiene que ser bastante duro. En algunos momentos puedes representar tu obra en un recinto adecuado con las infraestructuras idóneas para que tanto público como los intérpretes se encuentren a gusto. Anoche, en Torrox, no se daban estas circunstancias. La sala del IES. Jorge Guillén era de lo más incómoda para contemplar la representación de "La mirada perdida". Se trataba de un aula acondicionada en la que el que se sentaba en las ultimas filas (es decir a partir de la sexta) sé encontraba una maraña de cabezas que le proporcionaban una visibilidad no muy buena del escenario. Cosas que pasan por la falta de infraestructuras culturales en la Axarquía.

Tenía mucho interés por ver este montaje de la compañía teatral María Zambrano de Vélez Málaga y del que había escuchado cosas buenas. Además en él participa el actor nerjeño Spencer (José María Rico). Pero las buenas expectativas que albergaba en un principio, al finalizar la obra no fueron en parte cumplidas.

El trabajo actoral, muy esforzado y competente, en el caso de Spencer de una gran intensidad emocional y física, en el papel de Don Cosme, un anciano enfermo de alzheimer. A su lado las actrices, Ana Ruiz y María José Ortiz, mantienen el nivel alto interpretando a sus hijas de caracteres contrapuestos: una introvertida y sufrida, la otra alegre y jovial, cada una luchando a su modo para cuidar a su padre. Ante ellos aparece la figura de un desconocido de origen sudamericano, al que le da cuerpo Carlos Pérez, relacionado con el pasado de Don Cosme.

La primera parte de la obra en la que se refleja el duro día a día en la atención de tan terrible enfermedad mantiene el interés, para posteriormente diluirse a la vez que se introduce el elemento de la recuperación de la memoria histórica de la Guerra Civil Española. Si en los primeros pasajes, el libreto exhibía cierto lenguaje recargado que en absoluto se correpondía con las características de los personajes, en su tramo final ya se convierte en un texto pedagógico, subrayando en demasía las tesis del autor, Juan Salvador Gomez Polo, que aunque sean plausibles, restan credibilidad al desarrollo de la historia.
Para algunos este tipo de teatro será necesario, el que sirve para exponer al público mensajes de caracter social e ideológico. A mí no me molestan, pero no me agrada que se hagan de forma tan evidente y poco sutil, casi metidos con calzador y que incluso lastran el desarrollo drámático. No está mal aprovechar la recuperación de la memoria histórica que tan de cerca nos toca en la Axarquía, con el terrible episodio de la Carretera Málaga-Almería, pero me hubiera gustado que el argumento se hubiera plasmado de otra forma.

De cualquier forma, desde mi punto de vista, es interesante que se realicen este tipo de propuestas teatrales, que nos dan la oportunidad de comprobar que en esta comarca hay buenos actores y actrices. Ya sólo eso es una razón para ver "La mirada perdida" y que cada cuál saque sus conclusiones ante la historia que se representa (y su mensaje bien explícito).

No hay comentarios: