Hace unos días durante la representación de una obra de teatro conté que sonaron al menos unos 10 teléfonos móviles. Hubo quien de forma rápida cortó el timbre, pero también los hubo quienes iniciaron conversación y nos hicieron partícipes a todos los asistentes de la charla. Y ante las llamadas de atención por fin cortaban la comunicación. me recordó la situación a un cortometraje de Pablo Olmos Arrayales en el que el timbre de un móvil es el desencadenante de una terrible violencia. Atentos a los protagonistas, alguno va a sorprender.
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