lunes, 10 de septiembre de 2012

Mirando a las musarañas (86) - ¡Qué contento estoy!


Esta frase se hizo famosa  en los años sesenta en un programa de televisión que, si mal no recuerdo, presentaba Tony Leblanc.  Uno de los personajes que interpretaba el cómico de Chamberí en cualquier momento largaba esa muletilla, como apostilla final de una frase. Este fin de semana pasado España se ha despertado con una noticia que ha removido los cimientos del mundo mundial del fútbol. Cristiano Ronaldo está triste, todo lo contrario que le pasaba al personaje de Tony Leblanc, en aquellos años en que la tristeza nos acompañaba a diario, con el blanco y negro de nuestras vidas y el fútbol. Hoy todo es de colores, aunque en estos momentos haya quien en su muestra le falte el rosa.




La noticia ha sido primera plana en los más importantes diarios deportivos y de información general. En las tertulias radiofónicas se comenta y se hacen cabalas de cuál es el motivo de esa tristeza que le lleva a  no celebrar la consecución de un gol con sus compañeros. Ese fue el detonante para que los periodistas y espectadores se preguntaran ¿Qué le pasa a Ronaldo? En un principio achacaban esa tristeza al no haber sido premiado con el galardón de mejor futbolista del año, que recayó en Iniesta. Unas posteriores declaraciones parecen indicar que el malestar es por lo de siempre, el "mardito parné". No se siente bien pagado. Los mejores editorialistas españoles le han dedicado sus artículos de opinión, no porque no sea merecedor de ello, sino por eso mismo, por merecerse una critica y un comentario ante esa actitud de "niño mimado". En una España con una situación económica al borde de la quiebra, con 4.600.000 personas en las listas del desempleo y de infinidad de familias sin ingreso algun, que alguien que tiene una ficha altísima, que percibe ingresos por publicidad y por objetivos, que trabaja a fondo dos días a la semana y que viva el halago de millones de personas, se sienta triste y lo manifieste públicamente no es de recibo.

Quizás ahora cuando manifiesta con su actitud y de viva voz su tristeza, nos haga pensar eso de que no hay felicidad completa. Con lo fácil que le sería, y motivos tiene para ello, repetir lo del personaje de Tony Leblanc  ¡Qué contento estoy!

Por Ricardo Bajo León

1 comentario:

Adeli, dijo...

¿esta frase no es de Macario?