jueves, 24 de abril de 2014

En los libros todos amamos contar una y otra vez la misma historia.


Seguro que a todos se nos ha ocurrido alguna vez una historia y hemos pensado, conteniendo la respiración,  que se ha encendido una nueva luz en el universo.  En ese mismo momento y antes de lanzar las campanas al vuelo,  hemos de recordar que al menos hay dos cosas imposibles de crear en este mundo.  La primera: un verbo nuevo para la tercera conjugación española. La segunda: un argumento. En literatura todo está inventado y solo cambia la manera de contar las cosas. Por eso es tan importante cómo se cuenta, cómo dibujamos a los personajes: qué rama nueva podemos hacer salir al árbol que ya existe. El crítico literario Christopher Booker nos dice que son solo siete los posibles argumentos en literatura. Y efectivamente, cualquier título que hayamos leído puede ubicarse en una de estas categorías.  Que el ser humano desde que inventó la escritura y necesitó explicarse el mundo a través de la ficción lo haya hecho siempre basándose en las mismas historias produce escalofríos: somos los mismos desde siempre. Por lo tanto, la búsqueda de la originalidad no está en el qué. Siempre va a estar en el cómo. Para Booker, toda historia está contenida en uno de los siguientes siete temas.

Ilustración de Fernando Vicente (extraída de aquí).


  1.     La lucha contra el monstruo. Desde que Perseo se enfrentó a la Medusa o San Jorge al dragón, son miles las historias que han girado en torno al enfrentamiento del héroe frente al monstruo, ya sea interior o exterior.  Moby Dick o  El viejo y el mar serían dos obras maestras enmarcadas dentro de este segmento, pero no solo podemos encontrar novelas adultas que traten de la lucha frente al monstruo. Qué sería del cuento infantil sin este argumento: Caperucita, Hansel y Gretel, Los siete cabritillos y el lobo… Luchar contra el monstruo nos  va a enseñar quiénes somos y hasta dónde podemos llegar. Vencer al monstruo convierte al niño en hombre, el hombre en héroe.

  2.     De los harapos a la riqueza. El siglo XIX sin este argumento no sería el que conocemos. Los Miserables. Los tres mosqueteros. Grandes Esperanzas… todas son lo mismo:  El largo trayecto de quien nace en la más profunda de las miserias y gracias a un benefactor o a su propio esfuerzo consigue llegar a lo más alto.  En estas novelas, por lo general, el protagonista siempre recordará sus orígenes e intentará hacer el bien, pero hay otros casos en los que una vez alcanzada la cima, se hará lo impensable por permanecer allí.  El cuento infantil también ha sabido nutrirse de historias que giran en torno a este ascenso. Cenicienta, uno de los cuentos preferidos por las niñas desde siempre y temo que para siempre, nos habla de este ascenso social, pero en la forma menos esforzada: conseguir fortuna gracias al príncipe azul.

  3.     El héroe que viaja para salvar a su patria y conseguir el amor de la princesa. La Odisea es la obra de referencia tanto en este apartado como en el que sigue, y es que los clásicos son clásicos y mundos totales en sí mismos porque lo cuentan todo sobre todas las cosas desde el origen de los tiempos y hasta su final. Odiseo luchó en Troya, vivió mil aventuras hasta regresar a Itaca y una vez allí recupera a una esposa que siempre le esperó pero a la que no le iban a permitir dejar mucho tiempo más el trono vacío.

  4.     El viaje a un lugar extraño y el regreso a casa. Alicia viajó al País de las Maravillas, Robinson Crusoe naufragó en una isla y no solo consiguió sobrevivir en ella, sino también que Rousseau y Kant se apoyaran en el personaje creado por Dafoe para explicarnos su visión del mundo. Para Rousseau, Robinson y Viernes representa el prototipo del hombre naturalmente bueno que, alejado de los vicios de la sociedad, inventa por sí solo la civilización. Para Kant, Crusoe es el individuo moderno que siente nostalgia por inocentes paraísos naturales que con el progreso han quedado definitivamente atrás. Para Dafoe, la economía liberal es el mismo soporte de la naturaleza… Efectivamente: la novela es un género totalmente válido para explicarlo todo, hasta las diferentes teorías económicas.

  5.     La comedia, donde reina la confusión hasta que todo encuentra su orden. Necesitamos evadirnos, reírnos, dejarnos arrastrar por la locura, poner la casa del revés. No olvidemos que el hombre es un animal que ríe. La comedia es el género más peligroso, la risa hace perder el miedo y sin miedo no puede haber autoritarismo. Por eso este género, menor para muchos, tan grande como cualquier otro para los demás, es tan importante. Mi familia y otros animales, La conjura de los necios, Algo supuestamente divertido que nunca volveré a hacer, La aventura del tocador de señoras, La importancia de llamarse Ernesto… son novelas que explican el mundo pero desde la irreverencia, la caricatura, el exceso. Y es muy bueno aprender a mirarnos con estos ojos  porque nos hacen ver que en realidad, nosotros y nuestros problemas somos mucho más pequeños de lo que creemos.
  
  6.     La tragedia, donde el ser humano se extralimita y ha de enfrentarse a terribles consecuencias. Shakespeare es LA referencia para estudiar las pasiones trágicas. Ambición, celos, avaricia, ansia de poder. Todas estas emociones genuinamente humanas las supo narrar como nadie. Nunca se ha hablado también de las trágicas consecuencias de la ambición desmedida como en Hamlet, o del poder destructor de los celos como en Otelo, de la avaricia como en El Mercader de Venecia.

  7.     Y el renacimiento que tiene lugar tras un traumático aprendizaje. A este apartado pertenece la más grande novela de todos los tiempos, y lo es, entre otras cosas, por su grado de influencia entre tantos grandes autores que llegaron detrás: El Quijote. Nuestro héroe se tendrá que volver loco para poder vivir la vida que quiere. Cuando ya cerca de la muerte recupere la cordura renegará, ante el infinito dolor de su escudero y de sus lectores, de las aventuras vividas durante ese tiempo.  
8/9 Sí, ocho y nueve: poco coherente con su propia propuesta, sobre el final de su tratado, Booker se permite agregar un par de argumentos más: el de la “rebelión” antisistema  (1984 de Orwell)  y el “misterio”, para la invención “reciente” de la novela detectivesca.  

Por Rita Sánchez.

2 comentarios:

Antonio Luis dijo...

Siempre sorprendente. ¡Enhorabuena!Y gracias por hacernos vivir cada último jueves de mes, un momento feliz, con la lectura de "En los libros....

Anónimo dijo...

Mañana es ultimo jueves de mes... Rita, te extraño!!