jueves, 15 de noviembre de 2007

Esta exposición no tiene en absoluto mala sombra.


La vida cultural nerjeña no deja de sorprenderme. Entras en el Centro Cultural de Nerja y te encuentras en el hall sin previo aviso una exposición fotográfica más que interesante. Desde hace unos cuantos meses el Fotoclub Nerja ha cesado en la organización de exposiciones, así nos hemos quedado con una actividad de calidad en la localidad. Su hueco lo habían ocupado expos más o menos circunstanciales. Pues en estos días, en las paredes cuelgan unas fotografías que nos muestran cómo éramos hace 50 años. Mujeres de negro frente a las fuentes esperando brazos en jarra a que se llenen los cántaros y los cubos de latón. Calles por las que aún no veraneaban los turistas, calles adoquinadas por las que circulaban mulas cargadas con cañadú. Las fachadas blancas se manchan por la dura sombra del sol de mediodía. En las playas los pescadores manejan sus artes y desembarcan las capturas del día.


Esto y mucho más podemos ver en la exposición que Antonio Manuel Som Cerezo ha preparado con el material que su padre Emilio Antonio, pionero de la fotografía nerjeña, fue realizando a lo largo de los años. Instantáneas que con los años han ganado solera y congelan en el tiempo un momento que dificilmente ahora podemos reconocer al mirar a nuestro alrededor. Muchas de las fuentes fotografiadas han desaparecido, los adoquines están sepultados bajo el asfalto y muchos portales de madera han dejado su lugar a locales comerciales. Además las gitanas ya no dicen ante una amenazadora silueta: ¡Ozú!¡Qué mala sombra! (mítica fotografía) Hay quietud, paz en las imágenes, pero se puede advertir que los tiempos pasados nunca fueron mejores, aunque entonces se pudiera aparcar muy fácilmente en calle Pintada.




Hay que reseñar que además el organizador de la expo realiza un curioso concurso con la fotografía de una fuente. Hay que localizar dónde se encontraba. Los acertantes entrarán en el sorteo de varias de las fotografías expuestas. Yo desde luego me llevaría un par de ellas. Pero hasta entonces se puede visitar esta muy interesante exposición hasta diciembre, aún no está determinada la fecha de clausura.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo me pasé a verla el otro día y la verdad que ha sido una grata sorpresa ver el "tal como éramos" o mejor dicho, el tal como eran jeje.

Lástima que como "casi" siempre, que de estas cosas haya que enterarse buscándose uno la vida.

Anónimo dijo...

De todos es sabido la calidad de los trabajos del señor Emilio Antonio, todo hemos disfrutado de su visionaria idea de plasmar todas la esquinas y rincones de nuestro pueblo.
Aparte lo considero un gran artista, pues sus fotos tienen siempre una historia que contar, son creativas y de encuadre acertadísimos, como digo un visionario en años en los que no sería tan fácil sacar fotos que luego nadie comprarían, pues de todo es sabio las penuria de la época, el supo ver el valor que con los años tendían estas instantáneas.
En general estoy de acuerdo en que salgan a la luz estos archivos, es la mejo manera que se sepa su existencia y que la gente pueda adquirir las lucrativas copias, que año tras año habrá disfrutado el actual propietario de estas imágenes. Cuantas copias y postales de la gitana se habrán vendido…..
Todo el buen hacer del señor Emilio, lo echa por tierra su heredero actual, al firmar imágenes como la de la subida del cañón, para eso mejor la dejas guardadita.

PopBelmondo dijo...

Estoy de acuerdo contigo minotauro en que las fotografías expuestas son de una gran calidad, en encuadres y en como dices, con historias ocultas detrás de cada instantánea. En muchas ocasiones no sabemos valorar el trabajo fotográfico, con su valor histórico y documental, que han realizado y realizan muchos profesionales locales de la fotografía. Ahora bien en cuanto al poner una marca de agua en las fotos, pues en cierto modo lo entiendo. Los autores sufren continuas tropelias hacia su propiedad intelectual sin reespetar sus derechos de autor. Puedes llegarte a la expo y con una cámara digital sacar una reproducción fidedigna de la imagen expuesta. Creo que el propietario de las fotos se puede reservar el derecho de preservar sus intereses. También es verdad que la foto en cuestión estaría mejor sin la firma, pero es tan buena que no pierde fuerza pese a ello.