miércoles, 14 de marzo de 2012

Microrrelatos de Mercurio (60) - Grabado en la mente.



                                  Grabado en la mente

Un destello le iluminó la mente, se le apareció la verdad ante sí. Él, que se había deshecho de sus miedos, que por vez primera no pedía perdón por vivir, se derrumbó como castillo de naipes  ante una leve brisa. Elena había desaparecido de la casa. El mundo le pareció más oscuro que antes. Sus compañeros de trabajo le habían tejido una tela de araña en la que había caído como una vulgar polilla. ¿Cómo podía haberse creído que la exuberante Elena estaba enamorado de él? Él, un pobre hombre que se amilanaba con solo escuchar su nombre. Ahora se encontraba enfrente de aquella webcam vestido con medias de rejilla, zapatos de tacón, liguero y un collar de perro alrededor  de su cuello. De su amada sin corazón, no había rastro. Solo ante aquel ojo vigilante sin vida. Solo ante la fría maquina, a través  de la cual  se sabía observado  por sus compañeros de trabajo, que no tardarían en colgarlo a youtube. Después de unos instantes en blanco no lo dudó, sus compañeros tendrían algo más de qué hablar. Raudo se subió a una silla, alzó las manos para atar la correa de perro al ventilador del techo y dándole una patada a la silla, cayó rompiéndose el cuello en el acto. De algo estuvo seguro un segundo antes de morir: sus compañeros nunca lo olvidarían. Se les quedaría grabado en la mente aquel hombrecillo pusilánime.

Por Fran Galán



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