Se sentirá mayor frustración e impotencia al querer solucionar cualquier incidencia a través del teléfono. Para resolverla, deberás marcar un 902, cuya tarifa es superior a la de cualquier número. Al término de la señal de llamada, una voz enlatada (femenina o masculina) te larga un rollo contándote las excelencias y nuevas promociones del producto del que tú vas a formular una reclamación o solicitar una información. Esa actitud hace si cabe elevar más aun tu indignación. Te ordena seguir una serie de pasos que no tienen que ver nada con lo que quieres solucionar, escoges una opción que te resulta fallida, vuelves a marcar, la bilirrubina se te pone a toda revolución, al final tomas la decisión de que te atienda un comercial, suena una musiquita durante un buen rato sólo interrumpida por la voz enlatada:" nuestros comerciales están ocupados, en breves momentos le atenderán".
Una voz muy amable hace que tu estado de ánimo impulsivo y casi insultante se venga abajo. Expones tu queja o solicitas la información y, conforme avanza la conversación, piensas en lo que te va a costar la llamada, y no vislumbras ningún atisbo de solución e información. Si la voz enlatada te produce frustración e impotencia, la voz del comercial desazón y tristeza. Cómo es posible que empresas de tanta importancia tomen este sistema como vía de reclamación.
Sin alma ni corazón la voz enlatada y la de carne y hueso. Al final te llevan al huerto y no precisamente al de la alegría.
Por Ricardo Bajo León
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