Con el panorama que se nos presenta (la mayor tasa de desempleo habida en España), una buena carga de trabajo es lo que desean muchísimos españoles, tantos como cinco millones. Carga de trabajo es un término acuñado por los medios de comunicación para informar sobre la firma de un contrato para la construcción de barcos en los astilleros españoles y, lógicamente, es aplicable a cualquier contrato que cree expectativas de trabajo. Nos enteramos por medio de otro vocablo nuevo y muy de moda (incluso para enriquecerse, claro está con la anuencia de quienes los provocan), que en los astilleros de Sevilla se va a implantar un ERE por la falta de una carga de trabajo que haga viable su continuidad.
Vivir pendiente de la duración de una carga de trabajo entiendo que debe ser estresante por tener que estar pendiente de que al término y entrega del trabajo haya una nueva carga de trabajo, y así no caer en un ERE o en el cierre de la empresa. Y tal como están las cosas es tarea harto difícil.
Pero hay empresas a las que sin solución de continuidad le viene una carga de trabajo tras otra. Son las empresas de radiotelevisión que, pese a sufrir también ellas la crisis, suelen ir tirando o cubriendo sus espacios con la mayor audiencia. Las desgracias ajenas, la corrupción de un famoso, un desengaño amoroso... son, en definitiva, sus cargas de trabajo, y por lo que vemos, escuchamos y leemos, en estos momentos hay una carga superior y yo diría casi suprema para mucho tiempo y con un vencimiento indefinido, pues la madeja da para hilar e hilar.
Más carga de trabajo bien remunerada, para tanto personal falto de ella.
Por Ricardo Bajo León
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