Hay un tiempo en nuestras vidas en el que luchamos por la primera fila: Ser el primero en clase, el primero en el deporte, el primero en el trabajo... Con el paso de los años ese deseo de buscar las primeras posiciones va pasando a un segundo plano, buscamos la discreción y pasar desapercibidos, quizás porque hayamos conseguido nuestros objetivos o por todo lo contrario. Sin embargo, la vida va pasando y sin querer vas escalando posiciones a otra primera fila. A esa primera fila que dejaron por ley de la naturaleza familiares, amigos, tus ídolos deportivos, los que en la gran pantalla te hicieron vivir momentos felices, quienes con un relato nos llevaron a imaginar situaciones y paisajes, los que con el pincel dieron luz y color a un lienzo y los que con una partitura nos llegaron al alma.
Fotografía extraída del blog de la Volaera.
Y esa primera fila está cada vez más cerca e irremediablemente no puedes pasarla a un segundo plano. Raro es el día que no conoces o te despiertas con la noticia de que otro testigo de tu vida ha dejado un hueco en esa primera fila. Hoy me despierto con la noticia de que un ídolo de nuestro fútbol contemporáneo, de mi fútbol, Luis Aragonés, abandonaba esa primera linea del deporte y de la vida.
Nuestras vidas son los ríos... como dijo el poeta. Si hubiera una taquilla para el gran teatro de la vida, pediría una última fila en sesión continua.
Por Ricardo Bajo León.
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